Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Diciembre de 2014

Ética para Ortega

 

Juan Ricardo Ortega dejó la dirección de la DIAN en medio del aplauso de medios que revelan cada vez más su ausencia de espíritu crítico e investigativo. Listos a tragarse, en palabras del presidente Santos, cualquier sapo o refrito. No se dieron nunca cuenta cómo fueron utilizados por este funcionario para promover su exhibicionismo enfermizo erguido en mentiras e irregularidades gravísimas de gestión. Para antiguos directores de esta dependencia del Estado, Santiago Rojas, por ejemplo, cuyos logros se consolidaron en prudente eficiencia, debe haber sido sorprendente el hallazgo de Ortega el día de su posesión hace más de 4 años: la DIAN es tierra virgen de corrupción donde ninguna mano directiva hizo jamás algo valioso.

Me he puesto en la tarea (sin honorarios, debo aclarar) de hacerle el trabajo a medios, Procuraduría y Fiscalía, que duermen en este tema el sueño de los justos. Y quiero hacer a Ortega las siguientes preguntas, como abrebocas:

1.     ¿Por qué le otorgó un contrato de cerca de 22 mil millones de pesos a la firma X Men, sociedad de economía mixta, a la cual estuvo vinculado el subdirector Christian Jaramillo Herrera como miembro de la junta directiva? ¿Tenía alguna inhabilidad el funcionario designado como supervisor? ¿Por qué se revocó el contrato del cual se habían girado ya miles de millones?¿ Qué se pagó con los misteriosos anticipos?

2.     ¿Por qué se dejó el edificio que tiene la DIAN (frente a la antigua sede de El Espectador) para ir a pagar un arriendo exorbitante en el edificio Conecta en el centro de Bogotá?

3.     ¿Por qué se eludió la obligación de adquirir scanners para adelantar en Aduanas Nacionales inspecciones intrusivas? ¿Se trataba de no incomodar a algunos funcionarios de esta dependencia?

4.     ¿Por qué al salir de la DIAN afirmó a este periódico en entrevista haber adelantado una labor exhaustiva para combatir la corrupción dentro de la Oficina de Coordinación de Contratos cuando no existe una sola solicitud de investigación de su parte y la Contraloría General en revisión preliminar no encontró nada que ameritara investigación? ¿Es cierto que hay denuncia por calumnia e injuria en su contra en la Fiscalía General de parte de funcionarios de probada integridad, una de ellas la doctora Patricia Uribe, quien ocupó la dirección de contratos durante el tiempo que se alega la ocurrencia de hechos delictuosos?

5.     ¿Por qué razón nombró al abogado Diego González Bendiksen, casado con su prima hermana María Clara Ortega, subdirector de Fiscalización Internacional? ¿Qué ocurrió con delicadas investigaciones sobre precios de transferencia de la oficina de abogados de familiar cercano a González y pariente político suyo?

6.     ¿Por qué la esposa del subdirector Jaramillo, Natalia Aristizábal, abogada, fue contratada como experta en informática a razón de 30 millones mensuales? ¿Podría decir la verdad al país sobre los salarios de su cohorte de 30 asesores, los “mosquiteros” (sic) bautizados por usted que lo acompañaron en su cruzada, entre ellos la abogada Martha Cediel mediante contrato multimillonario?

7.     En relación con un cargamento de valiosos desperdicios de metal decomisado por Aduanas ¿podría explicar por qué se vendió en 2 millones cuando su precio es de 9 mil millones? ¿Podría decir su relación con la persona o compañía que lo adquirió?

Estos carruseles son para comenzar. Ortega resolvió inmortalizarse sobre el escombro moral -que él mismo elaboró- de un organismo que en medio de corrupción ha solidificado eficiencia.  El propio presidente Santos es parte de este esfuerzo de muchos gobiernos. Ortega administró para micrófonos, cámaras de televisión y columnistas que se comen los pasteles azucarados que les sirven.