¿Uribe como Lleras Camargo?
En su última columna Carlos Caballero Argáez (El Tiempo, agosto 24) sugiere al expresidente Álvaro Uribe seguir el ejemplo de su antecesor Alberto Lleras para que se retire de la vida política. Y cita apartes de una conferencia dictada en el Centro de Estudios Colombianos de 1965 donde Lleras ahonda en las conveniencias del retiro de quienes han ejercido la primera magistratura del país.
Es inadecuado tomar discursos de líderes políticos por fuera del contexto histórico subsiguiente a que fueron pronunciados. El expresidente Lleras Camargo -hay que agradecérselo- no cumplió estrictamente su voluntad, pues pocos años después ocupó la jefatura del Partido Liberal. Fue, además, agente promotor del apoyo liberal al candidato frentenacionalista Misael Pastrana y de la unidad liberal en torno de las candidaturas triunfantes de López Michelsen y Turbay Ayala. Su influjo sobre la vida del país se adivinaba en los editoriales de El Tiempo, que centenares de veces sustituyeron la pluma de los directores Roberto García-Peña y Hernando Santos. Estas notas, escritas en su estilo maravilloso, no se limitaban a hacer elegías de Montesquieu o de Rousseau. Se trataba de política nacional de la grande que algunas veces producía crisis ministeriales y otras sacar adelante una reforma agraria o tributaria en ascuas.
Pero miremos a otros expresidentes. Carlos E. Restrepo fue ministro de Gobierno de Olaya y murió participando en política. Olaya fue canciller de López Pumarejo y se preparaba a regresar de Roma para lanzar su candidatura presidencial cuando lo sorprendió la muerte. A este hecho debe su presidencia Eduardo Santos.
Y Santos mismo fue Designado tras ser Presidente y varias veces jefe único de su partido. Laureano Gómez se hizo elegir senador en 1958 por el Tolima. Mariano Ospina Pérez salió elegido senador en 1962 por Antioquia. Lleras Restrepo fue concejal y diputado, además de ser candidato presidencial, y jefe liberal. Pastrana Borrero, diputado a la Asamblea de Antioquia en una campaña memorable donde dio la lucha por cada voto, y después constituyente. López Michelsen, candidato presidencial y jefe único de su partido. Turbay varias veces jefe único también.
Si vamos más atrás encontraremos a Tomás Cipriano de Mosquera o a Santos Acosta regresando al Congreso como expresidentes. Y si miramos a otras latitudes tenemos los casos de Churchill, De Gaulle, o Adenauer inmersos en la política activa tras sus jefaturas de Estado o de Gobierno.
¿ Por qué razón se busca amarrarle las manos y la cabeza a Uribe como expresidente trayendo a cuento ejemplos históricos impropios? ¿Por qué tiene que ser Uribe la excepción a una regla nacional y global de injerencia en los asuntos públicos de los exmandatarios? Uribe encarna una expresión grande de la opinión nacional. No es lícito ponerle trancas con fundamento en argumentos históricos falsos. Como es también peligroso trancar su participación en las elecciones con tretas y amarradijos colgados a las próximas elecciones legislativas, que suenan más a chantaje disfrazado que a referendos por la paz.
La verdadera cultura política estriba en la participación fluida de todos sus agentes. Hacerla transparente y competitiva debe ser el esfuerzo de todos. Pero también signo de evolución en los asuntos públicos es que las elecciones no sólo permitan sino estimulen la claridad absoluta entre las opciones. ¿Por qué confundir unas elecciones legislativas donde se combinan multitud de temas trascendentales con uno solo como la paz, por importante que sea?
Que el móvil no sea ponerle talanqueras a uno de los candidatos, como lo es Uribe, que en buena hora está emulando a Lleras Camargo.