Lo terminará tumbando la economía
“Oposición no la tiene fácil ante gobierno arbitrario”
LA oposición, ahora la fuerza mayoritaria en la Asamblea, está haciendo esfuerzos ciclópeos en Venezuela para hacer valer la condición mayoritaria que le dieron las urnas. Pero el gobierno arbitrario de Maduro está empecinado en burlarle, por los más censurables procedimientos, esa condición mayoritaria que le dio el pueblo en las últimas elecciones.
En la sesión inaugural de la Asamblea Nacional, el ahora grupo mayoritario anunció que presentará un proyecto de ley para promover un referendo revocatorio del gobierno de Maduro. Como se lo permite la Constitución. Es muy improbable, sin embargo, que prospere.
Ya el gobierno se apresuró a cuestionar la legitimidad de la elección de tres de los diputados no gubernamentales, elegidos en el Estado Amazonas; con lo cual la mayoría absoluta de 112 diputados de que gozaba la oposición se ve reducida a una mayoría simple de 109, que hace mucho más difíciles estas iniciativas
Habría que sumarle a lo anterior el manotazo burdo del gobierno de Maduro para entrar a saco a designar a última hora los magistrados -chavistas todos- del Tribunal Supremo. Con lo cual, cualquier acción que pise callos gubernamentales en la Asamblea va a ser demandada automáticamente ante esta Corte de bolsillo que seguramente anulará cualquier decisión incómoda al gobierno de Maduro.
El espíritu atorrante y belicoso de las minorías chavistas pudo apreciarse en los insultos descomedidos que le lanzaron al expresidente Pastrana, quien había sido oficialmente invitado a la sesión inaugural de la Asamblea.
Así las cosas, será muy difícil que por la vía democrática -como debería ser- las nuevas mayorías venezolanas puedan dar por concluido el desastroso gobierno de Maduro. Pero quien sí puede terminar tumbando este mal gobierno que le cayó en desgracia sufrir al bravo pueblo -y de pronto más rápido de lo que se cree- es la economía.
Felipe González escribió en El País, de Madrid, este fin de año, un artículo espectral pero muy preciso, sobre el caos inimaginable en que ha caído la economía venezolana.
Cierra Venezuela el 2015 con una inflación cercana al 200%; el PIB se ha desplomado a niveles negativos del 10%; el desabastecimiento sigue rampante como la corrupción; las reservas internacionales están en su mínima expresión; salvo China, que le está dando respiración artificial a la moribunda economía, el aislamiento internacional es total; y sus aliados tradicionales como la Argentina y Brasil no están ahora en condiciones o con deseo de auxiliar a Maduro como en el pasado. Y sin razón alguna se mantiene cerrada la frontera con Colombia.
El puntillazo de todo esto lo dio el gobierno de Maduro el último día de vigencia de la ley habilitante. Procedió a modificar el estatuto del Banco Central de Venezuela eliminando las últimas trazas de independencia de que disponía el Banco. En adelante los directores los nombrará el gobierno. La prohibición tenue que aún existía para financiar con recursos de emisión el gasto público y el déficit presupuestal, desaparecen. En suma, el Banco Central de Venezuela queda convertido ahora en una oficina de tercera categoría, sometida a los caprichos de Miraflores. Este es el pórtico a la crisis terminal.
Sí, como van las cosas, el protagonista que va quedando a Venezuela con capacidad real para derrocar al régimen es la economía. A pesar del terrible sufrimiento humano y el deterioro de calidad de vida que ello implica.