Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Mayo de 2016

LA OTRA CARA

Destapar acuerdo

 

EL proceso para el acuerdo final hacia la paz, mientras toma fuerza y consolida contenidos, desata a su alrededor una ola de críticas, originadas en la plataforma de oposición política al Gobierno.

 

Es opinión que se recibe y se respeta dentro del marco de la libre expresión, pero impone responsabilidad y demostración de pruebas sobre lo dicho, por quienes rechazan lo acordado según las partes.

 

De lo contrario, se genera pánico, confusión y temores de un recrudecimiento armado, como consecuencia de la puja entre partidarios y opositores.

 

La reiterada negativa de la oposición a todos los acuerdos anticipados desde la mesa de negociaciones empezó a abrir desconcierto en el exterior y mal sabor en el país.

 

Editores de agencias informativas internacionales y medios periodísticos en Estados Unidos y Latinoamérica, preguntan a título personal, ¿Qué pasa en Colombia, que  cada semana se desbocan reproches a las negociaciones de paz, todas desde el reducto político de oposición, sin que se conozca el texto general del acuerdo esperado?

 

El mal sabor ante posibles enfrentamientos entre los bandos en contienda verbal, por fortuna, no cubre la opinión general de la ciudadanía, que en cambio confía que el dialogo ha avanzado por camino correcto.

 

Sectores académicos perciben un afianzado sabotaje politiquero desde la barra dedicada a desprestigiar todo lo desarrollado en La Habana.

 

El ciudadano del común pregunta dónde está el acuerdo, para decidir si sirve, o no. Es cierto todo se conoce por encima.

 

Es difícil pensar que los críticos conozcan la esencia de todo lo acordado en la negociación. O que un espía en la mesa filtra lo que quieren saber para luego informarlos en detalle para que lancen su ataque. Parecería la filigrana de una novela de espionaje que tampoco se puede descartar.

 

El denominado blindaje jurídico y constitucional es válido, según los expertos, si se tiene en cuenta que se está cerrando una negociación para acabar una guerra, de las más largas en el mundo. Todo país en  circunstancia como ésta, acude a Legislación internacional y veedores de peso- pesado para protegerse.

 

Si la estrategia no fuera viable, de hecho ya la habrían objetado países y organismos que han acompañado el proceso.

 

La entrega de menores por parte de los armados, era lo mínimo que se esperaba. Nadie está elogiando la decisión. La ciudadanía está es compartiendo un hálito esperanzador.

 

Así la ruta para la paz, requiere que se destape el acuerdo para medirlo en su real dimensión sin guerra politiquera.