Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Octubre de 2015

LA OTRA CARA

Bajar tono

Cuando  se votó en plebiscito la creación del Frente Nacional, el 1º de diciembre de 1957, quienes vivíamos la edad de adolescencia, escuchamos los primeros estruendos de protesta popular por parte de  organizaciones campesinas y de sectores sociales de medianos y escasos recursos económicos, en casi todas las ciudades y pequeños municipios.

Empezamos a entender el país. Quienes se oponían al bipartidismo de la época, gobernando durante 16 años, cada uno en período de 4 años, sostenían que era “golpe del capitalismo a la democracia” al igual que hoy, pero en contravía, de quienes de manera reiterada, sin digerir los contenidos del Acuerdo, afirman que “el pacto para la paz acordado por el Gobierno con las Farc, entrega el país a narcotráfico y guerrilla”.

Entrada la década de los 60, el clima político y social se agitó en proporciones alarmantes, con  temperatura  alta en violencia, que llevó a crudos enfrentamientos entre partidarios de uno y otro bando. Desembocaron en masacres y primeros desplazamientos masivos, desde Tolima, viejo Caldas, Valle, Santanderes  y Llanos Orientales; buena parte de ellos hacia Bogotá.

Lo vivido de esa historia demuestra que hubo más apasionamiento ideológico que didáctica constructiva para explicar qué se quería hacer para bien de Colombia con el Frente Nacional, más allá de restringir la apertura política de otros partidos, para alcanzar la plataforma gubernamental o el Congreso de la República. Es harina de otro costal, que en la actualidad, queda mejor en el olvido.

Ahora los dos episodios, muy similares, se encuentran en la confrontación de  la pasión de los críticos al Acuerdo, frente a la razón de los partidarios, quienes argumentan que se trata es de sepultar la guerra, para sembrar y cultivar la paz.

Con serenidad e intensidad en la difusión del texto central para establecer cómo será el trabajo de las 3  tres salas de rendición y del  tribunal que hará los fallos, se puede avanzar al entendimiento. Todo será mejor, con veeduría ciudadana y observación de la Corte Penal Internacional, para que no haya impunidad, ni amnistías en lesa humanidad.

El propósito exige además didáctica pública, sobre su desenvolvimiento, con mensajes precisos y equilibrados y, con resultados del proceso. De nada sirve que un medio de TV repita masacres de  guerrilla, para recordar los crímenes. Eso revive el pánico. Se impone objetividad, bajar el tono en la controversia, sin callar, y abrir los ojos para evitar corrupción entre quienes rodearan el histórico acuerdo para la paz.

juanalcas@yahoo.com