JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Mayo de 2013

Pacífico olvidado

 

Detrás de los encuentros de países con asistencia de presidentes, jefes de Gobierno, cancilleres  y empresarios de peso pesado, quedan iniciativas que  calan tanto o más, que los acuerdos divulgados entre fotos y aplausos.

Al término de la Cumbre de la Alianza del Pacífico, hubo consenso de aceptación, entre muchos asistentes, sobre la necesidad de un vuelco en el concepto de Unión de Naciones. Se trata de cambiar la  alfombra diplomática, por un escenario donde se actúe con un libreto directo  para  el mundo de hoy.

Fluyeron análisis y debates informales en  los que se ratificó que hay cansancio y desgano, frente a organismos paquidérmicos como OEA, Unasur, Grupo de Río y  Grupo Andino, saturados de literatura de normas y repetidas declaraciones.

Significan altos costos de funcionamiento fijados por viejos estatutos, tren burocrático y gastos extraordinarios, para convocar en muchas ocasiones, reuniones que trillan el término democracia, pero no tratan objetivos para los que fueron creados.

La inquietud  coincide con el argumento oportuno del Banco Interamericano de Desarrollo, al sostener que ahora en el siglo XXI, cada país depende de sí mismo, contrario al pasado, en que las naciones de la región dependían de otras, entre ellas las denominadas potencias.

En el mundo globalizado por la tecnología se impone un intercambio instantáneo de mensajes entre presidentes y cancilleres, para toma de decisiones sin recurrir a citas formales que requieren viajes de un país a otro.

Ahora los 4 del Pacifico, están bajo vientos alentadores de cambio. Dentro de un año, serán cerca de   12 países, incluida Centroamérica. España, Portugal y Francia, son observadores deseosos de una unión refrescante para ir a Asia y al resto del mundo.

El consejo empresarial, en la Cumbre dejó claro que no se trata solo de Libre Comercio, sino integración pública y privada, para construir desarrollo sin retórica. Sin gente del común, no sirven para nada los organismos multilaterales.  

A Colombia le corresponde despertar, limpiar y organizar la  costa del Pacífico, golpeada por altos índices de pobreza extrema, y violencia, alrededor de Buenaventura, el primer puerto comercial del país.

La Alianza del Pacífico, pinta bien su futuro como organismo de naciones. Esa costa en el país, con 1.300 kilómetros de norte a sur, es  una cadena de asentamientos para desplazados y marginados en tugurios hace muchos años. El objetivo social, requiere iniciativa y mano propia, con un  tejido de desarrollo en Chocó, Valle, Cauca y Nariño.

En Colombia está sonando la idea de una Alianza Occidental de Países, como organismo moderno y eficiente. Detrás está como prioridad inaplazable emprender  el rescate del Pacífico olvidado.