No son sabios
Ahora que ha tenido difusión la integración de la Junta de Codirectores del Banco de la República, para cubrir dos cargos vacantes, cobran vigencia, experiencias alrededor del banco emisor y de la plataforma económica. Quienes hacíamos a diario reportaje económico para televisión, con película de 16 milímetros, en blanco y negro, sin experiencia en la especialidad y sin profunda preparación académica sobre el tema, enfrentamos una institución cerrada, omnipotente y dueña de la palabra, que aceptaba críticas y las validaba, solo si eran de reconocidos expertos.
Era la década de los años 70, con choque de dos culturas económicas. La tradicional seguía viejos modelos, sin rebusques, pero con compromisos económicos y políticos. La moderna, eran los “Chicago Boys”, con pergaminos de Inglaterra y EE.UU.
El Banco de la República dominaba la economía nacional y la prensa hacía críticas, con más reverencia que vigor, por temor a caer en ridículo, frente a quienes se autodenominaban -economistas técnicos y modernos-.
Entendimos qué hacia la Junta Monetaria, de no muy grata recordación para la economía colombiana, y digerimos UPAC, los Títulos de Ahorro Cafetero, los Certificados de Depósito a Término Fijo y los Bonos de Deuda Interna y Externa, entre otros.
Esa maraña dejó dudoso manejo en el sistema financiero de la época, que posteriormente produjo el resonado estallido de bancos privados y públicos, dirigidos por cuellos duros, pero no muy blancos.
El reportero entendía y calmaba su nerviosismo, solo cuando recibía declaraciones directas y sencillas de protagonistas como Francisco Ortega, Joaquín Vallejo Arbeláez, Arturo Gómez Jaramillo, Eduardo Arias Robledo y Hernando Gómez Otálora, entre otros, porque hablaban de economía para todos los públicos. Lo hacían sin eufemismos, sin acrónimos y sin siglas. Estaban en una onda distinta, a los jóvenes de moda en la época, que utilizaban términos en inglés para sorprender.
Se informaba y se aprendía sobre la marcha. “No olvides que la economía está en el bolsillo y en el estómago. Ahí entendemos todo”, dijo alguna vez Arias Robledo, por fuera de la cámara de televisión.
Regresar esa película permite comparar con el escenario actual. La libertad de preguntar hoy facilita recoger la preocupación de quien reclama en la calle. .
Hoy no pasa nada, si se pide bajar tasas de interés, o se insiste en que hay herramientas para frenar la revaluación, antes de que se revienten los exportadores.
Ahora que se conformará una nueva Junta del Banco de la República, bueno que el país recuerde que esa es autoridad autónoma por Constitución Nacional, pero no son los sabios de la economía.