JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Agosto de 2013

Su nueva clase media

Nada puede ser más acertado como tema de reflexión, que el abordaje del crecimiento de la clase media en Colombia a lo largo de los últimos 10 años. El conocer las causas de este fenómeno, y el poder entender los impactos que ello tiene, se constituye, junto con la reflexión del posconflicto, en los dos temas sobre los cuales girará la agenda social, política y económica de Colombia por los próximos años.

En los últimos diez años, la proporción de la población de clase media (familias cuya cabeza tiene un ingreso que oscila entre los 300 y los 1.500 dólares anuales) se ha casi que duplicado, pasando de un 16,3% en el 2003 a un 27% en el 2013. De manera similar la denominada clase media emergente (aquella cuyo ingreso de la cabeza de familia oscila entre los 120 y los 300 dólares al mes), ha venido creciendo igualmente en más de un 10% en el mismo período. Este cambio explica la reducción de la proporción de población en  pobreza relativa a casi la mitad en la última década, y el mejoramiento por primera vez en muchos años de nuestro país en disminución de la desigualdad.

Este cambio estructural de país deja posibles impactos y unos enormes desafíos. De un lado explica el mayor interés por la empresarialidad y la innovación (más de un 50% de la clase media quisiera generar su propio negocio y un 31% vive de su autoempleo), y de otro lado ha sido la fuente que le ha permitido al país aguantar en medio de la crisis económica del mundo, pues la clase media es por naturaleza orientada al consumo y a través de esto sostiene la demanda interna. Sin embargo, este cambio en el país plantea retos gigantescos. De un lado implica darle mucha más atención al crecimiento en cobertura y calidad de la educación superior, hecho que explica la razón por la cual en los últimos diez años nuestra cobertura de educación superior se ha más que duplicado. Supone también un sector público más cuidadoso en la prestación de servicios básicos como justicia, salud, transporte, acceso al crédito, recreación y cultura, entre otros temas. La clase media en la proporción que tiene hoy Colombia es mucho más exigente en salud de calidad, en bancarización, en rechazar la corrupción, en prestación eficiente del transporte (De hecho es una clase donde el 83% usa el transporte público por encima de automóviles particulares).

Finalmente y no menos importante, la clase media necesita estabilidad de ingresos presentes y futuros, lo que supone más exigencia en formalidad laboral, y una claridad meridiana sobre las posibilidades de pensiones y futuro económico y de sostenibilidad familiar. Esto significa una mayor atención al tema de la vejez, de lo pensional, de la salud y de la generación de empleo.

Sin duda este cambio estructural vino para quedarse en Colombia, y de saberlo manejar, podremos dar saltos como los que han dado Chile o México recientemente.

jrestrep@gmail.com