Las reformas
Son muchos los asuntos en los cuales debe ocuparse el Congreso Nacional durante los próximos meses, y nos parece que los primeros días de la actual legislatura han sido desperdiciados desde el punto de vista legislativo, enfrascados como han estado senadores y representantes en las disputas internas, y en debates respecto de los cuales no se ha llegado a conclusión alguna. Ellos han constituido ocasión de enfrentamiento entre los partidarios del Gobierno y el Centro Democrático, sin que en realidad se haya podido entrar al fondo mismo de las discusiones. Por tanto hemos presenciado encuentros prolongados y estériles.
Entre los asuntos de mayor importancia sobre los cuales el país espera definiciones, con base en lo propuesto por el Presidente en la última campaña electoral, se encuentra la reforma del Estado, que mientras más profunda sea, debería ser objeto del estudio detenido y a conciencia, tanto de la administración nacional como de los legisladores. Y en muchos puntos, particularmente los que resulten de los acuerdos de La Habana -si es que alguna vez se consolidan-, el Congreso tendrá que convocar a los ciudadanos para que se manifiesten mediante referendo. No en vano, nos encontramos -al menos así lo predica la Constitución- en una democracia participativa.
Otro tema de trascendencia es el de la supresión de la reelección presidencial.
Todo indica que el Congreso emprenderá la tarea de reformar la Constitución, retornando al espíritu de 1991 y prohibiendo la figura, que, introducida en 2004, ha trastornado el sistema democrático colombiano y ha roto el necesario equilibrio de poderes, motivo por el cual los constituyentes la habían excluido de manera absoluta.
Los congresistas acogerán la propuesta formulada por el presidente Juan Manuel Santos, y acabarán con esa figura, aunque al parecer no aceptarán el alargue del período presidencial a cinco o seis años, como lo quería el Jefe de Estado.
Esto último complicaría el trámite del Acto Legislativo, pues afectaría varias disposiciones constitucionales, sin que ello resulte indispensable para la sencilla finalidad de prohibir la institución reeleccionista en los distintos cargos de la rama ejecutiva y en los órganos de control.
Así, pues, el trámite exigido por el artículo 375 de la Carta Política -dos períodos ordinarios y consecutivos- será más expedito, con menos debates y menos controversias. Con esta modificación constitucional se iniciará la reforma del Estado, prometida por el Presidente en su campaña.