¿Ignoramos la Historia?
A propósito de la celebración, que tendrá lugar mañana, de los 195 años de la batalla del puente de Boyacá y de la importante discusión que se adelanta en el país sobre la necesidad de nuevos enfoques de la educación, conviene hablar de un tema que nos viene preocupando como educadores desde hace un tiempo: el abandono de la Historia -en especial la de Colombia- por parte de los establecimientos educativos en las distintas etapas de formación de las nuevas generaciones.
Con frecuencia, los profesores universitarios formulamos preguntas sobre la materia a los estudiantes que acaban de terminar el bachillerato, y nos encontramos con la dura realidad de una ignorancia mayoritaria, que nos vemos precisados a corregir en nuestras clases, sin que ello sea suficiente.
Fechas como el 20 de julio o el 7 de agosto, más allá del descanso de trabajadores y estudiantes, deberían ser ocasión para estimular el sentimiento patriótico y para hacer pedagogía -en escuelas, colegios, universidades, instituciones públicas y medios de comunicación- acerca de cuanto ocurrió entre nosotros durante la gesta de la Independencia, que principió mucho antes de 1819; de antecedentes históricos trascendentales como -para mencionar algunos- la Revolución de los Comuneros o la traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano por parte de Don Antonio Nariño, o el Memorial de Agravios. Sin olvidar el duro tránsito de la Campaña Libertadora; el liderazgo de Bolívar y Santander; las inmensas dificultades de nuestras tropas; sus muchas carencias, ni su extraordinario valor.
Debemos recordar, sin desconocer el punto culminante de la batalla de Boyacá, la importancia que tuvo la del Pantano de Vargas, librada el 25 de julio de 1819.
Y eso que nos estamos refiriendo apenas a unos pocos años de nuestra Historia. No está bien que, como viene ocurriendo, la juventud colombiana y buena parte de la población madura, lo ignoren todo acerca de las muchas etapas históricas en el proceso de afirmación de nuestra nacionalidad.
Reconozcámoslo: niños y jóvenes están “rajados” no solo en las pruebas Pisa. También en Historia Universal y en Historia Patria, como lo demuestran inclusive encuestas callejeras llevadas a cabo por los medios.
El patriotismo no se forja únicamente alrededor o a propósito de los merecidos triunfos de nuestros deportistas. En algo influye el conocimiento de la Historia que hemos ido dejando de lado en nuestro sistema educativo.