CERTIDUMBRES E INQUIETUDES
Grave crisis
Faltan escasos días para la primera vuelta en las elecciones presidenciales colombianas y siguen los escándalos. Óscar Iván Zuluaga, candidato del Centro Democrático, había negado que conocía al hacker Sepúlveda -actualmente detenido y procesado por llevar a cabo interceptaciones ilegales-, pero después de saber que en un video estaba la evidencia de una visita suya al hacker, reconoció que en efecto sus asesores le habían recordado esa visita al comienzo de la campaña, cuando fue a saludar al personal.
No creemos que el candidato haya sufrido una amnesia temporal, sino que estaba ocultando la verdad hasta que lo descubrieron. Otro video mostraba al director espiritual de la campaña, al doctor Hoyos, ingresando con ese mismo hacker -contratista de la campaña- a RCN Televisión para entregar supuestas noticias en contra de la campaña de Juan Manuel Santos.
Se ha conocido parte del contenido de las grabaciones y correos interceptados ilegalmente por el hacker contra el proceso de paz que se adelanta en La Habana.
El fiscal general Eduardo Montealegre asegura públicamente que está en peligro la democracia colombiana; hay evidencias -dice- de la compra por parte de miembros de la Fuerza Pública de las informaciones obtenidas mediante las interceptaciones ilegales, para un análisis de la extrema derecha sobre el proceso de paz y contra el candidato-presidente Juan Manuel Santos.
Adicionalmente y para colmo del estupor colectivo, un expresidente de la República que formuló cargos sobre delitos en los medios de comunicación, contra el actual Jefe de Estado y su anterior campaña, es citado por la Fiscalía General de la Nación para comparecer ante ella y sustentar con pruebas la afirmación divulgada sobre graves hechos punibles, y decide negarse a asistir a la diligencia, además de recusar al Fiscal y al Vicefiscal de la Nación.
En la otra campaña, tampoco se han explicado en manera alguna las circunstancias de posible ingreso de doce millones de dólares a su asesor de estrategia renunciante, con miras a un extraño sometimiento a la justicia de organizaciones narcotraficantes.
Las instituciones en verdadero peligro. Al más alto nivel, la corrupción y el delito.
Como dice el Evangelio: si la sal se corrompe -y aquí parece que se corrompió-, ¿con qué se salará?
Y de programas, de propuestas, de políticas del próximo Gobierno, nada en esta campaña, a pocos días de las elecciones presidenciales en su primera vuelta no hay sino guerra sucia.