JORGE GIRALDO ACEVEDO | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Diciembre de 2012

La reforma tributaria

 

Al fin de cuentas resultó una tremenda irresponsabilidad la aprobación de la reforma tributaria por parte del poder legislativo colombiano,  (Senado y Cámara), en una jornada de labores extraordinarias. Fue muy fuerte la presión del Ejecutivo para que se tramitara la iniciativa gubernamental. La exigencia era perentoria con el propósito de que la reforma comience a regir a partir de 2013.

Aunque algunos artículos polémicos se habían debatido con anterioridad, la urgencia del Gorbierno del presidente Santos era tal que se recurrió a sesiones extraordinarias de tres días para lograr que pasara el nuevo estatuto tributario.  

Al final hay que tener en cuenta que solamente cinco días nunca  son suficientes y tampoco garantizan un juicioso y serio análisis, estudio,  discusión y a la postre la aprobación contrarreloj, a "pupitrazo", de una extensa reforma cuyo texto total es de  doscientos artículos, cada uno de los cuales con amplias repercusiones económicas en todos los sectores.

Con frecuencia ocurre que la Corte Constitucional "tumba" estas disposiciones porque  de las carreras para lograr algo tan importante no suele quedar todo  bien;  además,  esa reforma tributaria sí está creando nuevos gravámenes y por lo tanto se está incumpliendo una promesa  hecha en tiempos de campaña por el actual presidente,  Juan Manuel Santos Calderón. Por eso la gente es reacia a creer en promesas de no establecer nuevos impuestos; resulta que las reformas son para eso, para crear otros tributos o aumentar los existentes.    

La norma nueva tributaria, como si fuera poco,  revivió la doble tributación que desde 1986 había sido desmontada durante el gobierno del presidente liberal Virgilio Barco Vargas y en consecuencia se impuso el principio alcabalero de gravar los dividendos, con el argumento de que "eso existe en Europa, Estados Unidos y en América Latina". 

Era un hecho que el Congreso le iba a dar curso rápido a la reforma, y más a última hora cuando el tiempo apremiaba, ya que eran sesiones extras, y había afán de los legisladores, la mayoría de ellos deseosos de salir a descansar a sus regiones, incluso algunos con tiquetes comprados que debieron aplazarlos.        

jgiraldoacevedo@yahoo.es