Democracia corrupta
Tenemos una Constitución democrática, hay tres ramas del poder, gobernadores, alcaldes, asambleas departamentales, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Fuerzas Armadas, muchas instituciones, pero vivimos dentro de una democracia corrupta.
Los dineros públicos se esfuman y también desaparecen las posibilidades de resolver problemas de educación, salud, empleo, vivienda e inseguridad. Continúa la suscripción de onerosos contratos innecesarios en ministerios y oficinas públicas. Los dueños de privilegios no descansan en el empeño de recibir dividendos y dádivas.
El destino de una Nación victima de la democracia corrupta es negro y si hacemos su elogio, equivocadamente aceptamos que sigan en posiciones claves del Estado personas indignas. La violencia y la impunidad tienen relación estrecha con el tema. La democracia inscrita en la Constitución es un catálogo de buenas intenciones.
La corrupción universal existe, con proyecciones alarmantes en países que soportan regímenes dictatoriales. Sin embargo, el raciocinio no puede llevarnos a claudicar y aceptarla en Colombia. Para protestar se sugiere votar en blanco pero estas papeletas ayudan solo parcialmente. No votar es colaborar con la democracia corrupta. Confiamos en que los electores sufraguen y por candidatos decentes para mejorar la integración del Congreso.
El Presidente de la República anuncia mano dura, que sacará de la administración a más pillos. Este es, sin duda, paso indispensable. Sabemos que quedan funcionarios honestos, ciudadanos probos. A ellos recurrimos para que frenen la corrupción e impidan la extensión de sus tentáculos.
Los escándalos confirman los alcances del sistema que debemos enfrentar. Nos comprometemos en una vasta empresa de participación popular, con enemigos poderosos, en primer nivel corruptos que recibieron educación y no eran pobres. Sabemos que la justicia está tocada. Dura tarea les compete a las nuevas generaciones, a quienes les irá mal si prefieren la apatía a la acción moralizadora de nuestra sociedad. Cuanto sucede aumenta desigualdades y aleja el anhelo de una sociedad igualitaria.