TERQUEDAD, MALA CONSEJERA
No vendan Isagen
La venta de Isagen, tercera generadora de energía, no capitaliza sino descapitaliza al Estado, pone en peligro la seguridad del servicio, desconoce el esfuerzo de Hidro-Sogamoso, activo incorporado a su patrimonio, obra que tomó años y recursos culminar. (Lástima que haya muerto recientemente el ingeniero Carlos Sanclemente, uno de sus pioneros e impulsor del proyecto desde el Banco Mundial, a quien ni siquiera invitaron a la inauguración). Es inconsecuente revalorizar la empresa en pesos para recibir dólares que seguirán subiendo según expertos y privatizar la prestación de un área pública esencial entregando su operación a extranjeros, algunos de los cuales ya han perdido interés en la transacción ante el repunte de la inflación y el mayor riesgo país. Por algo los españoles del grupo mayoritario dueño de la Empresa de Energía de Bogotá han desistido de pujar en la subasta.
El Consejo de Estado declaró legal el decreto de venderla en fallo todavía no público limitado a rebatir inconsistencias de la demanda de inconstitucionalidad del acto administrativo. Jamás impartió la orden de vender. Las naciones no rematan sus Capitolios. Colombia necesita el G-4 -autopistas y carreteras-, reconozco el trabajo del vicepresidente de la República, Germán Vargas Lleras, para sacar adelante el proyecto, pero este puede financiarse con la banca nacional en condiciones óptimas. El argumento de que solamente cabe desprendernos de la empresa es deleznable. La Financiera de Desarrollo Nacional cuenta con alternativas. Recuerdo que en principio se mencionaba el cobro de peajes autosuficiente para cancelar la deuda.
Quienes defienden la soberanía de la República -encabezados por congresistas e inclusive exministros del actual Gobierno-, tienen razón. La terquedad es mala consejera. ¿Para qué poner en riesgo la política energética? Parece que el sentido común es el menos común de los sentidos. Corruptos acechan e intranquiliza pensar que, si se vende y hay cambio de residencia del consorcio comprador, ese capital pueda llegar a paraísos fiscales. Entre billones y billones el manejo de los recursos de las regalías se complica y ninguno garantiza que los de Isagen no se empleen para tapar huecos fiscales. Ni el borrador de contrato de administración con la Financiera de Desarrollo se conoce y su presidente dice que una porción de los ingresos se utilizaría también para financiar otros trabajos de infraestructura sin especificarlos.
Isagen funciona, sus directivos son idóneos, los rendimientos crecieron en el primer semestre del 2015, Colombia confía en ella con la posesión del Estado del 57.7 por ciento de las acciones. Equivocado desvestir un santo para vestir otro. Mejor vender más energía a otras naciones. ¿Qué ocurrirá con las obras indispensables de nuevas hidroeléctricas? Subastar, en las condiciones actuales, más que error, es estupidez.