Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Agosto de 2015

INSTINTOS DEL SER HUMANO

La revolución sexual

Que  la civilización oprime lo sexual probó Freud en su investigación acerca de que está basada en la subyugación de los instintos humanos, que el amor en nuestra cultura se practica dentro de una sexualidad inhibida, con tabúes  impuestos por la sociedad, conclusión que ratifica Marcuse en su obra Eros y Civilización. El ser humano es libido. Ello no lo acepta la religión.  La satisfacción  del matrimonio, entre un hombre y una mujer, se extiende a relaciones  catalogadas como perversiones.

Se habla entonces de liberación sexual, lo cual consiste en reconocer la existencia de sentimientos reprimidos por  limitantes de la libertad. Como la Constitución y las Leyes se unen al sexo el tema se vuelve jurídico. La condición humana  exige ajustes en el marco de la civilización en cuanto esta, para coordinar la vida en sociedad, debe desprenderse de una alta dosis de represión. Ningún Estado, totalitario o democrático, logrará jamás anular los instintos del ser humano. La sexualidad es polimorfa.

Si la revolución es el cambio completo de estructuras políticas, económicas y sociales la liberación sexual  toca intereses, choca contra normas, se encuentra en desarrollo, cambia usos y costumbres en la interacción comunitaria. Vínculos  catalogados inmorales por decisión consciente y libre de las personas, precisada por la ley,  dejan de serlo.  Se  concilian   intereses de los sentidos con el ejercicio de la libertad. Resulta equivocado encasillar el proceso que vivimos como solicitudes de minorías en lugar de entender la nueva dimensión de la integración comunitaria. El Eros libre no impide las relaciones sociales civilizadas  y altera la premisa  de que la única clase  de familia es la tradicional. El Papa Francisco opina, serenamente, sin cambiar la línea  de la Iglesia Católica y considera lícito solo el matrimonio heterosexual pero con posición distinta respecto de los homosexuales. “¿Quién soy yo para juzgarlos?”    

Que se apruebe  el matrimonio homosexual, al igual que en otros países es aspiración de parejas deseosas de adquirir estatus legal. Si se valida implica su implementación con decisiones referentes a igualdad, trabajo, seguridad social, adopción, sucesiones, aplicabilidad. Si hay matrimonio entre seres del mismo sexo tiene que haber divorcio. El divorcio heterosexual  es  reciente en la legislación civil y si hay matrimonio homosexual  con la posibilidad de divorcio ¿las causales serán las mismas?  La revolución sexual no es un movimiento opuesto al Estado sino tendiente a la modificación radical de la civilización y la cultura. Se trata de la aceptación de una nueva forma de civilización. En Colombia, ¿estamos preparados para ello? Inmersos en un remezón captado parcialmente, quienes sostienen que no hay ambiente para incluirlo en el sistema jurídico desconocen la realidad aun cuando es difícil encuadrarlo en la Constitución.