Degollando en nombre de Alá
Con asombro el mundo conoce más detalles sobre los actos de barbarie ejecutados por el llamado Estado Islámico, desde el año 2003, asentado ahora en un amplio territorio de Irak y Siria, donde el movimiento controla varias ciudades como Mosul, Faluya y Daqqa, esta última considerada su capital.
Sus integrantes son musulmanes sunnitas que operan frente a los chiitas, independientes de Al-Qaeda, organización que dirigió Osama Bin Laden, autora del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en septiembre del 2001 y buscan expandirse por Jordania, Israel, Palestina, Líbano, Kuwait, Turquía y Chipre, después penetrando en Malasia e Indonesia y, más tarde, hasta “recuperar” las fronteras del Gran Imperio Otomano.
Al comienzo se identificaban como Milicia Islamista, luego se transformaron en Comunidad Monoteísta, para declararse en el 2014, Califato, aprovechando la guerra civil en Siria para expandirse en su territorio. El pasado 29 de junio, con motivo de la iniciación del mes de Radamán, el portavoz del EI, Abu Mohamed Al- Admini declaró que Abu Bakr Al Baghda, adquiría el título de Califa Ibrahim, con treinta mil hombres armados, los cuales llegarán a cien mil a finales del año. El Estado Islámico se financia con venta ilegal de petróleo sirio, impuestos, pago de rescates y contrabando de piezas arqueológicas.
Miles de personas, incluyendo a mujeres y niños, han sido ejecutados por el Estado Islámico en nombre de Alá el Omnipotente y Misericordioso. Desnudos, en el desierto de Coahuila, murieron trescientos kurdos. El 14 de agosto decapitaron al periodista fotógrafo estadounidense James Foley, en represalia por los ataques aéreos norteamericanos. Al turista francés, Pierre Gourdel, lo degollaron durante el secuestro en protesta por la posición de su gobierno y, hace horas, en una plaza de Mosul, ejecutaron a célebre defensora de los derechos humanos. Recuerdo los ahorcamientos del geólogo Polaco Piotr y del palestino Vittorio Amigani en Gaza, la decapitación de Steven Sotlobb y la fijación respecto del versículo del Corán: “Cuando te encuentres con los incrédulos golpéales el cuello”. Recomiendo ver en Internet el documental preparado por una periodista francesa que logró introducirse en Daqqa, donde abundan campos de entrenamiento con participación de milicianos que combatieron en la guerra de Irak.
La Organización de Naciones Unidas esta maniatada. Posibilidades de diálogo son lejanas e improbables. El presidente Barack Obama impulsa una coalición de países contra esa “Guerra Santa” y más de treinta naciones lo apoyan, entre ellas Reino Unido, Francia, España, Italia y Alemania. Colombia debe hacerlo. Ha ordenado ataques aéreos, con despliegue tecnológico, contra los yihadistas, pero estos afectan a civiles. Al Estado Islámico hay que pararlo y así ocurrirá. Ello, como lo advirtió Winston Churchill, en su discurso contra los nazis en la segunda Guerra Mundial, costará “sangre, sudor y lágrimas”.