Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Abril de 2015

REFORMA INAPLAZABLE

Predial impagable

En las principales ciudades, especialmente en Bogotá, el impuesto predial que afecta el patrimonio se ha vuelto impagable, confiscatorio,  un dolor de cabeza para todos, unido a la corrupción, a la mala administración, a los carruseles de contratos. El monto de los avalúos catastrales casi se ha triplicado entre el 2011 y el 2015 y existen en este lapso diferencias comprobadas en algunos casos del 200 por ciento. En el mismo  el ingreso promedio de los colombianos ha subido un 12 por ciento. Los pensionados, las viudas, los desempleados, los incapacitados y también los empleados, propietarios de inmuebles adquiridos con el esfuerzo de muchos años, a veces de generaciones, claman porque se solucione el problema y un vasto movimiento de resistencia civil legítima crece como efecto de la injusta tributación.

El impuesto predial es necesario para el funcionamiento de las ciudades pero tal como se está cobrando, con el argumento de situar valores a niveles   comerciales e inclusive por encima de ellos, afecta la vivienda nueva y usada, con extensión a otras áreas de la economía. Hasta la rebaja del 10 por ciento, por pronto pago, incluida en las facturas, indica que los precios son inequitativos, con fundamento en el anacrónico sistema de englobar “metros cuadrados y estratos” de manera simplista, como si gobernar fuese aumentar y cobrar impuestos con base en tan endeble criterio, que conduce a desestimular el ahorro, no contribuye a la creación de empleo y hunde a los ciudadanos incluidos aquellos a quienes el gobierno adjudica viviendas, en un programa loable para después endilgarles la cancelación de un tributo que golpea a los diferentes estratos, pero particularmente a los señalados  en las categorías tres y cuatro. El Estado, o los funcionarios “expertos” en subir avalúos, olvidan que poseer una propiedad no es sinónimo de tener liquidez. Cuando el comunismo expropiaba bienes lo hacía en forma directa y sin el eufemismo de disfrazar el expolio con la modificación de avalúos y tarifas del impuesto predial.

En el caso del impuesto de renta, donde es obligatorio declarar patrimonio, al incrementarse avalúos catastrales, sin que coincida con la realidad de la oferta y la demanda, el mismo aumenta por arte de magia y en cuanto corresponde a los estratos cinco y seis, fácilmente acontece que, sin haberse realizado transacciones, este asciende por el ánimo alcabalero hasta hacerse sujeto de ese otro impuesto al patrimonio, denominado a la riqueza, así los propietarios no hayan obtenido un peso de utilidad con la posesión y uso  de sus inmuebles. Mal aplicado el impuesto predial se constituye en una bomba de tiempo que está estallando. Si los ciudadanos se cuelgan viene la usura, llegan trámites y pleitos de dimensiones inconmensurables. Quienes le meten diente al asunto y buscan ponerle límites al entuerto ojalá logren una reforma inaplazable.  Corresponde insistir en que el predial está impagable.