Maduro en la encrucijada
TODOS los días se complica más la situación del vecino país de Venezuela. Desde que Chávez se posesionara y jurara ante lo que llamo la “constitución moribunda”, hemos visto ocurrir de todo. Luego de la reforma íntegra de la Constitución, pasó luego de las reformas a la Carta para perpetuarse en el poder; a su muerte pasamos a la era de Maduro, que entró perdiendo credibilidad, al no permitir verificar los comicios electorales que le dieron un muy discutible triunfo, debido al estrecho margen de diferencia con la oposición.
Hemos visto el encarcelamiento de los oponentes políticos, el desabastecimiento generalizado del país, la crisis económica, las cortinas de humo buscando culpables donde no es; también el boicot a la posibilidad de un referéndum revocatorio, el desconocimiento de la Asamblea Nacional cuando la oposición hizo su mayoría, la manipulación en la integración del Tribunal Supremo, etc. Puede decirse que en los últimos lustros hemos visto en la vecina república todo lo que no debería observarse en un país que se dice democrático.
Aparece ahora la posibilidad de activar la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos con Venezuela. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, John Kerry, Secretario de Estado de EE.UU. y miembros de la oposición han señalado la posibilidad de activar este mecanismo de la Organización Interamericana. La reacción de la cancillería venezolana, como era previsible, no se hizo esperar. Ya no son noticia las continuas descalificaciones a la OEA por parte del Gobierno venezolano.
¿Qué se buscaría con la activación de este mecanismo?. Se trata de un componente del sistema Interamericano que se activa en el caso de que se produzca una crisis en la institucionalidad democrática de uno de los países miembro; una quiebra del proceso político institucional democrático o del legítimo ejercicio del poder por un gobierno democráticamente electo.
Con la activación de la Carta Democrática Interamericana se podría, con el voto de dos tercios de los Estados miembros que son 34 países, decidir sobre la suspensión temporal de Venezuela del ejercicio de su derecho de participación en la OEA. No hay lugar a ningún tipo de intervención, porque es precisamente el principio de la no intervención el que fundamenta la Organización, pero si puede procederse a una Resolución de la Asamblea General condenando el comportamiento antidemocrático del Gobierno del Sr. Maduro.
Solamente se tiene como precedente un caso de suspensión, en la Honduras de Manuel Zelaya en el año 2009, que terminó provocando su salida del poder.
Sin duda, estamos observando en nuestro vecino país el comienzo del fin, el ocaso de un déspota, que en este momento se encuentra en la gran encrucijada de aferrarse a toda costa al poder o dar un paso al costado para evitar más perturbación a su pueblo. Lamentablemente, todo parece indicar que se amarrará a su puesto y que toda vía la falta a los venezolanos episodios dolorosos por vivir.