Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Enero de 2016

Problemas endémicos

“Gobernantes que quieren aferrarse al poder”

 

Tan solo la semana pasada,  en esta misma columna,  nos dolíamos de como en Venezuela se perdió la independencia judicial y criticábamos las últimas argucias del  Gobierno para elegir  y recomponer a su antojo el Tribunal Supremo de Justicia, con el claro propósito de suspender la elección de algunos diputados e impedir su posesión  y en consecuencia afectar la mayoría absoluta calificada de la oposición en la Asamblea. Efectivamente lo consiguieron  y tres diputados no pudieron posesionarse. La instalación de la nueva Asamblea Legislativa se convirtió en un verdadero gatuperio.  Pero si en Venezuela llueve, en otros lugares de la región no escampa y ahora observamos con tristeza similares situaciones en la República de Bolivia.

 

En Bolivia se encuentran en medio de la campaña para que la población vote en referendo constitucional, el próximo 21 de febrero,  si va a permitir  la cuarta reelección de su Presidente Evo Morales, quién ya lleva  diez años en el poder. El pasado sábado 2 de enero, el Presidente, transgrediendo normas electorales, entregó obras de infraestructura en la región de Oruro. Pero la  actitud desafiante  a las normas que prohíben ese tipo de entregas en el preludio electoral pasa a un segundo lugar, cuando se hace acompañar de un Magistrado del Tribunal Constitucional,  Efrén Choque, quién además se conoce por su actitud proclive al oficialismo boliviano.

 

Muestra el caso referido,  en forma clara,  por qué no está bien que se institucionalice la reelección de los gobernantes; precisamente porque los mandatarios  de turno, en el afán de  hacerse reelegir, utilizan los anuncios de inversión pública y de inauguración de infraestructura para sus propósitos electorales, como sucede en Bolivia, restando la igualdad con la que deben actuar todos los partícipes en un certamen democrático.

 

La Constitución en Bolivia no permite sino  una reelección, es decir, dos mandatos continuos; sin embargo, Morales logró evadir la norma constitucional sosteniendo que  su primer mandato no cuenta, porque la Constitución es posterior.  Viene gobernando desde el 2006 y su primer periodo se extendió hasta el 2009;  luego vino el segundo de 2010 a 2015 y el tercero concluirá en el 2019. Ahora quiere otro periodo, un cuarto,  para lo cual necesita el referendo constitucional y lo fundamenta en la necesidad de mantener la estabilidad política y poder concluir su obra constructiva que está en marcha.  Si esto fuera cierto siempre habría que  permitir la reelección, pues  en cualquier país siempre habrá obras por hacer;  las tareas en un Estado son de nunca acabar.

 

Lo que no podrá justificarse ni entenderse es como  todo un Magistrado se inclina ante las veleidades del poder Ejecutivo, despreciando su toga y el respeto que le debe a la administración de justicia.  Pobres democracias.