Cumplida la jornada democrática
Se cumplieron las elecciones para el Congreso de la República, afortunadamente en paz, con una abstención superior al cincuenta por ciento de los posibles votantes, y con razón, pues los programas y las ideas brillaron por su ausencia en el debate electoral; además, de una copiosa participación de personas vinculadas indirectamente con la parapolítica, que seguirá haciendo presencia en cuerpo ajeno.
La Unidad Nacional que apoya la reelección presidencial, no obstante haber obtenido las mayorías en las elecciones, quedó considerablemente diezmada y perdió las mayorías que tenía en el Congreso.
En el Senado, por ejemplo, el Partido de la U tendrá 21 senadores, el Partido Liberal 17 y Cambio Radical 9, para un total de 47, que no le confiere una mayoría para actuar por sí solos, viéndose abocados a tener que concertar con otras fuerzas políticas. El partido de Gobierno pierde autonomía.
El Centro Democrático, fuerza política mayoritaria en el Gobierno anterior, irrumpe como fuerza independiente, con tan solo 14.2 por ciento, para un total de 19 senadores. Cifra importante sin duda, pero impotente para tomar decisión alguna. Deberá concertar con otras fuerzas para poder acercarse a una mayoría decisoria, lo cual no se observa muy probable, precisamente por ser la fuerza de oposición. Su tarea será el control político, seguramente ante la imposibilidad de cumplir autónomamente con sus propias políticas legislativas. Podrá hacer bulla.
El Partido Conservador con el 13.5 por ciento alcanza 19 curules. Si estuviese unido sería una fuerza determinante para cualquier tipo de alianza. El problema es que hay división; algunos de los senadores electos, en un principio manifestaron abiertamente su inclinación prematura hacia el apoyo de la reelección gubernamental; luego han guardado un prudente silencio y con razón, pues mientras el partido tenga candidato propio, no acompañarlo podría equivaler a doble militancia. La división la hay, lamentablemente, pues podría ser un momento crucial si se mantiene como fuerza unida para incluso impulsar sus propios programas en el panorama legislativo.
La izquierda quedó también reducida a unos espacios estrechos. Le cobraron la mala imagen que han ofrecido las últimas administraciones de la ciudad de Bogotá.
Hay que destacar el papel significativo que cumplieron algunos candidatos del Polo Democrático y de la Alianza Verde, logrando una copiosa votación, que sin lugar a duda, es voto de opinión. Un reconocimiento social importante al valor de la denuncia y la defensa de los principios. Serán una voz crucial en el próximo Senado.
Por las personalidades individuales que compondrán la próxima Cámara alta, más allá de los logros sociales y democráticos con la implementación de verdaderos programas que no se avizoran, por el mero sabor del debate, valdrá la pena tomar un palco.