Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Abril de 2015

ARRECIFES

Inpecados

Una de las investigaciones más rápidas y eficaces que la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación han hecho en los últimos meses, es la que culminócon la identificación, captura e imputación de los desalmados que asesinaron 4 niños en el departamento del Caquetá.

Lamentablemente el Sistema de Justicia Penal no lo integran únicamente las fases de investigación, a cargo de policía judicial y  Fiscalía General de la Nación, y la de juzgamiento, por los jueces de la República, sino que también involucra esa gran mentira que se llama el “tratamiento carcelario”que estáen manos de la institución más corrupta del servicio público nacional.

El Inpec ha sido desde hace muchos años el dolor de cabeza del Estado colombiano. Un foco de corrupción identificado y sobrediagnosticado que ha sido un problema insoluble. Ningún Presidente, de los muchos que ha tenido el país, ha sido capaz de meterle mano a semejante cáncer. Ni los muy demócratas, ni los muy autoritarios. Ninguno ha tenido la voluntad política de hacerlo.

La vergonzosa fuga del tal alias “Desalmado”, confeso asesino de los niños, es la más reciente muestra del estado de cosas corruptas en el sistema carcelario, pero no es la última. En ese caso, las trastadas empezaron desde el principio.

¿Cuál es la razón para que las autoridades del Inpec no hayan adoptado desde el inicio, las mismas medidas que dispusieron cuando recapturaron al fugado asesino? Si el Estado colombiano ha invertido tanto dinero en la reciente construcción de cárceles de máxima seguridad, ¿por quéextrañas circunstancias un preso de semejante peligrosidad no estaba recluido en uno de esos centros de detención?

¿Quién es el genio que decidióque un interno que ha tenido la sangre fría y la crueldad de asesinar cuatro niños y que además es reincidente en delitos de violencia contra las personas, podía estar detenido en un sitio de tan pocas seguridades como "Las Heliconias" de Florencia? Esa decisión por sísola huele muy mal.

Peor aún es el hedor cuando se repara en las informaciones que señalan todas las circunstancias que tuvieron que confluir para la fuga. Una pérdida del servicio de energía eléctrica, una celda que alguien dejósin pestillo y un cortafríos que no solo alguien le ingresóal interno, sino que alguien dejóingresar.

 

Asusta saber que un tipo que mata por una suma irrisoria, y del que no se conoce ningún poder económico, sea capaz de corromper al personal de la guardia. Y eso lleva a una conclusión aún más  aterradora, la de la corrupción con fines sindicales. La creación de un escándalo mediático por guardas -sindicalizados- corruptos con el propósito de deshacerse de un directivo incómodo para sus intereses.

Entre tanto, el casi centenar de sindicatos armados del Inpec guarda silencio cómplice y lo único que atinan a balbucear, es -como siempre- una solicitud de incremento presupuestal.

Los guardias del Inpec no parecen darse cuenta de que el problema de la corrupción en las cárceles es precisamente el exceso de dinero. Del que circula dentro de las rejas para pagar todo lo que la guardia y otros funcionarios cobran, fugas incluidas.

@Quinternatte