Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Noviembre de 2014

El uso terapéutico o medicinal del cannabis

Arrecifes

La mata que no mata

EL  senador liberal Juan Manuel Galán acaba de presentar un proyecto de ley para reglamentar el uso de la marihuana con fines medicinales, que, como era de esperarse, ha sido objeto de furibundos ataques por parte de los mismos de siempre: fanáticos de todos los prohibicionismos.

La exposición de motivos del proyecto 27 de 2014 tiene abundantes razones médicas y jurídicas que justifican la adopción de una ley que se limita a cuatro artículos en los que simplemente se autoriza el uso “terapéutico o medicinal del cannabis”y al Gobierno nacional para el cultivo, cosecha y uso de la marihuana con esos fines. Nada más, todo muy razonable y muy al estilo de la vieja frase escolástica: lo que no hace falta, sobra.

El proyecto empezósu andadura en la Comisión Primera del Senado con la nada sorprendente oposición de los miembros de la bancada uribista. En el plano de la opinión pública, la percepción también ha sido favorable, con las consabidas excepciones de quienes formados en la dura escuela de la culpa católica o de la férula franquista todo les parece parte, como decía Valencia, “de las rudas tentaciones del Apóstol, y del vicio que llevamos en nosotros”del que, según ellos, solo nos salvan “el ayuno y el cilicio”.

El temor más grande de los fanáticos prohibicionistas es que la autorización del uso terapéutico de la marihuana termine extendiéndose al uso recreativo. Y ya se sabe que si hay algo que odie ese espectro ideológico es el placer. De modo que cualquier cosa que sea recreativa, placentera o simplemente que haga sufrir menos a la gente, es fuente de sospecha y anatema.

En esa misma dirección de mostrarse, per se, contrarios a la reglamentación legal del uso de la marihuana, se inscribe la de oponerse radicalmente a la eutanasia o a cualquier forma de aborto. Aliviar el sufrimiento de un enfermo terminal apurando su final es contrario, dicen ellos, a la inviolabilidad de la vida, pero en verdad lo que contradice es una doctrina moral que no la entiende sino en términos de sufrimiento y culpa.

Más alláde esas discusiones, no se entiende la oposición al empleo terapéutico de la marihuana, si actualmente hay un extendido uso de drogas más duras con fines terapéuticos. Los opiáceos están aceptados y se usan con más frecuencia de la que se debería para el tratamiento de algunas patologías para las que aplicaría el cannabis. El Vicodin es un opiáceo popular y muy adictivo, como lo muestra la serie Doctor House y su componente activo estáen otras medicinas de venta más o menos libre, como el Tramal.

Si del cannabis estáaceptada su utilidad terapéutica en varias formas de enfermedades convulsivas, de artritis, glaucoma o cáncer, privarnos de su uso por doctrina moral o por miedo a sus abusos, es francamente absurdo.

Un aviso público en Estados Unidos, reza: Si a Ud. no le gusta el aborto, no aborte. Parafraseándolo: si a Ud. le gusta sufrir, sufra. Pero no obligue a otros a hacerlo, que la mata, no mata. Cura.   

@Quinternatte