HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Agosto de 2014

Eléctricos

 

El anuncio del general Humberto Guatibonza, acerca de la inclusión de pistolas eléctricas marca Taser dentro del equipo de dotación de la Policía Metropolitana de Bogotá, ha generado una tormentosa polémica, donde cada quien expone una versión interesada de acuerdo con sus propios prejuicios.

 

Caracterizados dirigentes de la izquierda nacional como el senador Iván Cepeda o el dirigente estudiantil y representante Víctor Correa, como creen que corresponde a las obligaciones de su espectro ideológico, ven las pistolas eléctricas como un excesivo empoderamiento de los agentes del Estado. Y alguno advierte sobre el riesgo de que sean usados contra la protesta social, aunque ninguno dice nada sobre los policías quemados con gasolina o ácido en las “protestas”.

En contrario, como era de esperarse, la derecha, representada en todos los “Godofredos Cínicos Caspas”que abundan en el Uribismo y sus alrededores, celebran la adquisición de las pistolas y reconocen orgullosos que fue uno de sus dirigentes más conspicuos, quien propuso usarlas, precisamente para aquéllo que temen los dirigentes de la izquierda: “Controlar estudiantes revoltosos”.

Más alláde tan interesadas posiciones, la adquisición de esas pistolas y su posible uso, síes un avance. O por lo menos lo es, si se compara con la alternativa, el uso de las armas de fuego. En ese camino, es obvio que frente a un arma absolutamente letal, es menos malo y por tanto más civilizado el uso de una clasificada internacionalmente como “no letal”.

Las ingratas tareas que cumple la Policía en cualquier parte del mundo, la hacen, en general, impopular. Es una cuestión puramente humana, porque es la institución con la que se convive  a diario. Y no hay nada que dañe más una relación que la convivencia. En Colombia es aún peor, porque se educa para tenerle miedo. Parece inocente, y no lo es, pero es común ver padres amenazando a los hijos con llamar a la Policía, si no se toman la sopa. Por eso Mafalda odia la una y le teme a la otra.

 

Tragedias recientes en Colombia, como la del grafitero Diego F. Becerra, o en EE.UU. con la de Michael Brown, probablemente se hubieran evitado si el arma en manos del policía involucrado no hubiera sido una pistola Sig Sauer de 7.62 mms, sino una eléctrica de hasta 50.000 voltios.

U otras tragedias, porque el drama de un civil muerto a manos de la policía en circunstancias que por su dinámica y velocidad son siempre confusas, también lo es para el funcionario público involucrado.

Como el del jovencísimo teniente de la Policía Nacional, Diego Juan Londoño Muñoz, condenado a 19 años de prisión por haber matado a Manson Acosta, disparándole por detrás mientras corría en su persecución cuando huía de una requisa en “El Filo”del barrio Santo Domingo en Medellín.

Si el arma usada por el teniente Londoño Muñoz hubiera sido una pistola eléctrica, probablemente no tendría que pasar los próximos 20 años de su vida en una cárcel. O si el joven muerto no hubiera huido. O si hubiera tenido mejor puntería. O si los jueces hubieran leído mejor el expediente.

@Quinternatte