HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Octubre de 2013

De trapos y camisetas

 

La locura violenta de algunos para-hinchas se ha cobrado en las últimas semanas la vida de un joven del Nacional y la del padre de uno de Santa Fe en Bogotá, dejó un herido grave del Once Caldas en Cúcuta y a otro del DIM medio muerto luego de un ataque masivo de seguidores del Bucaramanga en esa ciudad.

En Bogotá se optó por la fácil y populista medida de aplazar el partido Millonarios-Nacional. Nada extraño, si se trata del mismo Alcalde cuya solución gerencial más imaginativa para combatir el robo de celulares, ha sido aconsejar no usarlo en la calle.

Sin embargo, el debate suscitado por la violencia entre esos mal llamados hinchas, no ha pasado del histerismo, ni ha dejado de ser extremadamente hipócrita y absolutamente descontextualizado. Da rabia oír a los mayores del periodismo mostrándose asombrados de la estupidez de los jóvenes que matan y se hacen matar por un trapo o una camiseta.

Tienen razón, es una absoluta estupidez. Pero no es espontánea, sino aprendida. Ha sido consciente y deliberadamente enseñada por esa misma generación que hoy se asombra de que los vientos que sembraron hayan producido estas tempestades. La costumbre nacional de matarse por un trapo se la inventaron hace más de 50 años, algunos de los que aún hoy están en el poder o lo disfrutan a través de sus herederos. El trapo rojo y el azul produjeron miles de muertos, algunos de ellos aupados desde los gobiernos.

Todavía hoy, Fernando Londoño hace chistes en su emisora sobre la costumbre conservadora en algunos pueblos caldenses de “planchar” liberales. Nada distinto de lo que hicieron el viernes pasado unos hinchas del Bucaramanga que atacaron a planazos de machete a un par de jóvenes que osaron vestir camisetas del DIM en esa ciudad.

Probablemente ya nadie se acuerda, pero aquí hubo una época en la que la gente temía mostrarles su cédula a las autoridades, porque en ella había huella de haber votado y en esas elecciones únicamente lo habían hecho los liberales.

Con todo y lo estúpido que resulta la violencia asociada al uso de una camiseta con los colores de algún equipo del campeonato nacional de fútbol, siempre existe la posibilidad de quitársela o de no usarla para evitar agresiones. Más difícil, por ejemplo, a los sindicalistas. Ellos no tienen camiseta de tal y, sin embargo, los siguen matando. Tampoco hay camisetas de líderes de restitución de tierras y los siguen asesinando. Ninguno de los defensores de derechos humanos que han caído bajo las balas asesinas tenía camiseta que lo distinguiera. Y tampoco la tenían de jueces los muchos que han caído.

Aquí se exterminó un partido político completo. La Unión Patriótica fue aniquilada matando uno a uno a sus dirigentes y a sus militantes, ante la mirada pasiva de toda la gente decente del país. A ninguno de los de la UP lo mataron vistiendo los colores amarillo y verde de su partido. Debe ser por eso que nunca suspendieron las elecciones como sí lo hicieron con el partido… de fútbol.

@Quinternatte