Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Mayo de 2015

ARRECIFES

Control o venganza?

La  prensa escrita de fin de semana da cuenta de una extraña petición que la señora Paloma Valencia, H. Senadora de la República por el Centro Democrático, formulóante la Corte Suprema de Justicia para que le entregaran “copia fiel de actas internas del alto tribunal y audios de las discusiones”sobre los procesos que culminaron con las condenas de algunos exministros, directores de departamento y altos funcionarios del período presidencial que dirigióel director eterno del movimiento político al que ella pertenece.

La información señala que la solicitud no se limitóa lo anterior, sino que averigua por la participación de conjueces en las decisiones que le causan disgusto, asícomo por circunstancias específicas de algunos de ellos.

Peor que la petición, es el fin que se persigue con ella. Si nos atenemos a la versión periodística, el propósito que persigue la senadora y la bancada a la que pertenece, sería el de adelantar un debate al que citarían a magistrados y conjueces.

Nada mas insólito. Aparte de que es manifiestamente inconstitucional, tal como lo señala una vieja jurisprudencia de la Corte Constitucional sentada cuando otro parlamentario tuvo la “genial”idea de citar al Fiscal General de la Nación de la época para reclamarle responsabilidad política por decisiones de estricto carácter judicial.

No se trata, cómo podría pensar algún radical, de propugnar por la incontrolabilidad de los fallos. No. Los fallos judiciales, todos, independientemente de si son de un juez municipal o de uno de la Corte Suprema, son controlables. Lo son a través de los recursos -los que los tienen- o de las acciones de nulidad o de tutela. Aparte de los controles puramente procesales, existe el control ciudadano que se ejerce a través de la crítica académica, jurídica o del simple sentido común tan poco común a cualquier ciudadano.

Por eso extraña que la petición de la senadora sea de las actas que son por naturaleza reservada y de las discusiones, que tienen la misma categoría. Todo lo que pasa en un fallo estáen el cuerpo del fallo. El mejor medio de control democrático de las decisiones judiciales es la obligación de sustentarlas. La motivación de las sentencias judiciales es no solo una obligación constitucional y legal, sino que es expresa y comprehensiva de todos los problemas jurídicos y probatorios que ahíse resuelven.

Esa es la gran diferencia de la actividad judicial con la política. Aquella es pública, transparente y con motivaciones expresas y constatables. Mientras en la actividad política a veces hay que buscar la motivación del acto (o del voto) en la intimidad de un baño o de una oficina sin cámaras, o en los acuerdos siempre opacos de los directorios políticos, en la actividad judicial hay que dejar constancia hasta de los desacuerdos.

Si la bancada del Centro Democrático se dedicara a una elemental y lógica actividad respecto de los fallos judiciales: ¡leerlos¡Ahíencontraría todas las razones de las condenas. Y entonces, tal vez, hasta tendrían la vergüenza de ofrecerle disculpas al país por haber usado el poder de manera criminal.

@Quinternatte