Una experiencia de gobierno
Haber tenido la oportunidad de gobernar a Santander fue una experiencia grata, constructiva, inolvidable. Los buenos recuerdos me animaron a escribir sobre ella unas cuartillas que terminaron convirtiéndose en libro. Lo llamé Haciendo País, como con quienes me acompañaron en esa tarea denominamos la gestión de gobierno.
Nací en Bucaramanga. Allí me formé como bachiller y viví con mi familia hasta cuando me fui para Barranquilla, donde por fortuna pude estudiar Derecho en la Universidad del Atlántico. Al regresar de mis estudios desempeñé varios cargos en la judicatura, en distintos municipios. El destino me llevó a Barrancabermeja, donde conocí a Rosita, nacieron nuestros hijos y tuve la oportunidad de hacer carrera en la política, como miembro del Partido Liberal.
El puerto petrolero fue mi casa y mi todo, durante 30 años. Con la familia nos radicamos luego en Bogotá porque me fue imperioso estar en la capital para atender las obligaciones nacionales que surgieron en la actividad pública. Después de alegrías y tristezas, de triunfos y fracasos, la política y la generosidad de los paisanos nos llevaron a Bucaramanga, donde con Rosita y las frecuentes visitas de hijos y nietos pasamos varios formidables años.
Mi gobierno fue lo mismo que la vida, con éxitos, con fracasos, aplaudido y criticado, ejercido en la grata compañía de jóvenes colaboradores que trabajaron incansablemente, con compromiso y transparencia. Cuatro años parecen mucho tiempo, pero transcurrieron veloces y estuvimos contentos, rodeados del respeto y la generosidad de los santandereanos.
Haciendo Paísfue escrito de buena fe, con las mejores intenciones. No es un catálogo de rencillas ni fue elaborado para pasar cuentas de cobro, criticar a los oponentes o brindar explicaciones sobre comportamientos o actuaciones oficiales. Sus páginas son constancias de la referida experiencia, estampadas con el ánimo pedagógico de expresar las bondades y las inconveniencias de la actividad pública, aprovechando la oportunidad para hacer recomendaciones y mencionar lo atractivo, lo difícil, lo ingrato y también lo satisfactorio que es dedicarse a las tareas de gobierno.
Francamente, no es tarea fácil. Por el solo hecho de asumir el ejercicio de una función pública, respeto a quienes lo hacen. Es un acto de valor, de responsabilidad, de grandes compromisos, de esfuerzos y sacrificios. Por encima de las veleidades políticas, de las contradicciones y las polémicas, de la opinión que se tenga del gobernante, es de admirar a quien para ejercer como tal se compromete, con constancia, pulcritud y buen juicio, a representar a la comunidad.
Hoy en Bucaramanga tendré el gusto de presentar el libro a mis paisanos, en sencillo acto que se cumplirá a las 5 p.m. en la Casa del Libro Total.
El próximo martes 11 de diciembre lo haré en Bogotá, a las 11 a.m., en la Sede de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Ojalá mis amigas y amigos me brinden la oportunidad de saludarlos y de rememorar en su compañía algunos de los muchos episodios que identificaron esta agradable experiencia de gobierno. ¡Están invitados!