Futuro para Brasil
Hace algunos días conocimos el triunfo de la campaña reeleccionista de Dilma Rousseff, quien dirigirá a Brasil durante los próximos 4 años (2015-2019). La presidenta Rousseff, de 66 años de edad, del Partido de los Trabajadores (PT), gran ministra de Minas y Energía de su país durante el mandato del expresidente Lula, ganó por un ajustadísimo margen (51.6% versus 48.4%).
Ahora la Presidenta tiene un compromiso con sus electores y buscará fortalecer su economía, hacerle frente al incremento de la tasa de cambio, contener la inflación y disminuir el desempleo. Ya empezó a tomar medidas para contrarrestar algunos de los problemas estructurales que tiene su economía, puesto que elevó los tipos de interés, lo cual tendrá efecto también en otros países latinoamericanos.
Al parecer, el nuevo período de la Presidenta estará marcado por incrementos en los niveles de intervencionismo, aumento en los impuestos y otra serie de medidas que ocasionarán muy probablemente disminución de la inversión extranjera.
La economía global enfrenta varios desafíos y muchas amenazas, lo cual puede perjudicar sustancialmente a Brasil; recordemos que los precios de las materias primas no tienen mucha posibilidad de aumentar, lo cual, sumado al fortalecimiento del dólar, afectará directamente a la economía brasileña. Si este país no toma medidas en un futuro cercano, seguramente se verá afectada su calificación crediticia, con los problemas que esto conlleva.
Para nosotros es un panorama de riesgo teniendo en cuenta los negocios que se vienen desarrollando e intensificando en los últimos años entre los dos países, donde no podemos olvidar que el comercio entre Colombia y Brasil no ha sido favorable para Colombia históricamente y que una desaceleración de esa economía tendría implicaciones directas en muchas de las empresas colombianas que mantienen estrechas relaciones comerciales con aquellas. El nivel de exportaciones de Colombia hacia Brasil ha aumentado de forma significativa en los últimos años, destacándose productos como combustibles, elementos plásticos, aglomerados de hierro caucho y algunos productos químicos. En cuanto a las importaciones que hacemos desde Brasil, éstas continúan siendo muy superiores a las exportaciones; los productos más activos en este mercado son teléfonos celulares, aviones y algunos alimentos. El flujo comercial entre los dos países suma más de 4 mil millones de dólares, de los cuales el 38% corresponden a exportaciones de nuestro país hacia Brasil y el 62% a las importaciones.
Una buena oportunidad para Colombia durante el siguiente mandato de Dilma es que, como lo mencioné anteriormente, la inversión extranjera no buscará oportunidades en Brasil, lo cual ubica a nuestro país en el radar de estos inversores internacionales que demandan economías y gobiernos más estables y con buenas perspectivas de crecimiento. Nuestra economía aún muestra buenos indicadores, llamativos para las empresas extranjeras que buscan alternativas de inversión en Latinoamérica.