Discrepancias campesinas
La situación del agro en nuestro país sigue generando grandes controversias. Durante los últimos días se han llevado a cabo reuniones entre el Gobierno y varios representantes, miembros de gremios del sector agropecuario. El presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rubén Darío Lizarralde, han tenido varios encuentros con campesinos y autoridades municipales y departamentales del país, tendientes a lograr construir entre todos el Pacto Nacional Agrario e incentivar el desarrollo de este sector.
El sector agrario ha sido motor de nuestro país y el eje del desarrollo social comunitario y rural desde hace décadas, sin embargo, no ha logrado jugar un rol protagónico en el desarrollo económico del país; es más, con el crecimiento económico de Colombia en los últimos años, el sector agrario se ha estancado e incluso, con algunos de sus productos, ha reducido la producción generando dificultades laborales y de ingresos a muchas familias; recordemos que este sector es una fuente de empleo muy importante en nuestro país.
La inversión extranjera directa que hemos recibido en Colombia y que ha alcanzado máximos históricos, no ha canalizado, prácticamente ningún recurso hacia este sector y los niveles de industrialización y productividad del agro están muy bajos. Acuerdos comerciales con el mundo, que nacen en tiempos de globalización, pueden generar muchas oportunidades, sin embargo, nuestros campesinos no saben cómo aprovecharlas e incluso sienten que no han sido tenidos en cuenta en los momentos de negociación de nuevos tratados comerciales.
Adicionalmente, el Gobierno, en sus negociaciones con las Farc, pretende una serie de acuerdos que no han sido convenidos con los gremios, pero que sí atienden las solicitudes y demandas de estos guerrilleros. Nuestros campesinos ven muchos riesgos en estos acuerdos y los gremios defienden sus intereses, lo que ha generado tensión entre las partes; desde hace tiempo vienen alzando la voz por temas como la seguridad alimentaria en el país, impacto de los TLC y de los acuerdos en Cuba, contrabando, altos costos de insumos, baja productividad por temas de infraestructura vial y mala educación; la mayoría ha rechazado la falta de continuidad de los ministros, principalmente durante el último año (Juan Camilo Restrepo, Francisco Estupiñán y ahora Rubén Darío Lizarralde) porque no se logran poner en marcha adecuadamente los compromisos y proyectos del Estado.
El Ministro tiene la tarea de acercarse cada vez más a los gremios para así evitar nuevos paros que hacen mucho daño al sector y al país en general. Debe promover los diálogos cordiales y mostrar resultados sobre los compromisos adquiridos, porque los campesinos exigen propuestas puntuales y acciones concretas de política pública tendientes a mejorar el desarrollo de nuestro campo.
El Estado debe promover una educación rural de calidad, que forme a los futuros campesinos con los conocimientos requeridos para que puedan desarrollar productivamente el campo; adicionalmente, deben destinarse recursos para alcanzar un desarrollo sostenible, a través de promover la investigación, industrialización y cambios tecnológicos que generen proyectos rentables para competir con productos de alta calidad en cualquier parte del mundo y poder aprovechar así la creciente demanda mundial de alimentos.