Gustavo Álvarez Gardeazábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Enero de 2020

Ser un empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.”

Ryszard Kapuscinski

 

 

No es nada fácil escribir una nota para resaltar la vida y obra de un grande del periodismo y de las letras nacionales.

Pero la admiración que siento por su trasegar en el ámbito nacional, por el ejemplo y la huella que deja en los caminos recorridos, su templanza, su carácter y su temple como escritor y columnista, me animan a aunar palabras para exaltar su obra.

Nacido en Tuluá, licenciado en letras de la Universidad del Valle y Doctor Honoris Causa en Literatura de la misma Alma Máter, hombre brillante, inteligente, audaz, con una capacidad intelectual única, sin pelos en la lengua y con una pluma exquisita, analista político, económico y social y con gran nivel de certeza, escritor, periodista, político y columnista por más de 50 años y lo más destacado, crear controversia con cada palabra que escribía o hablaba. 

En su carrera política ha sido  Concejal de Cali, Diputado a la Asamblea del Valle, Alcalde de Tuluá y Gobernador del Valle, pasó más de 30 meses en prisión, al parecer  se trató de una sucia jugada para truncar su carrera política, acusado de recibir dos  cheques de empresas del Cartel de Cali.

Una de sus obras más importantes llevada al cine es la emblemática “Cóndores no entierran todos los días”, que narra la violencia partidista de los años 50 que cobró la vida de miles de colombianos a causa de su filiación política.

Su capacidad de ver más allá de lo que podía pasar en el país, lo llevó a advertir la gran destrucción que causaría la posible erupción del volcán Nevado del Ruiz y la reciente crisis de Hidroituango, pero en ninguna de las dos ocasiones lo escucharon.

Gustavo Álvarez Gardeazábal ha decidido dar un paso al costado y decir adiós a tan valioso ejercicio periodístico que tanto necesita Colombia.

La salida de este gran maestro se da en un momento crítico del país, donde prima el silencio ante los graves hechos que acontecen, ante el voraz asesinato de líderes sociales, ante la ola de odio que se vive en Colombia hacia los que critican las malas actuaciones de los funcionarios públicos, hacia quienes luchan contra la corrupción y hacia quienes se acogieron al proceso de paz. Es aquí donde necesitamos un periodismo fuerte, imparcial, necesitamos de críticos contundentes y serios como Gardeazábal.

Este decano y referente de la crítica y de la opinión política deja un enorme vacío, su repentina y sorpresiva salida es preocupante; no le teme a la muerte pero esperemos que este gran crítico -poco amigable de los gobiernos- no sea el cóndor de su propia novela, y que cuando vaya a la tumba que el mismo eligió sea por decisión del dueño de la vida y no por voluntad de aquellos que deciden de forma expresa y libre, sobre la vida de quienes no comulgan con actuar.

lorenarubianof@gmail.com