La politiquería
Hay personas que definitivamente dan risa. Churchill -que era el sentido común en persona- cuando se trataba de asuntos políticos sonreía detrás de su tabaco viendo a aquellos que reclamaban “lealtad” que consiste en no pensar diferente por el resto de sus días de quien en alguna oportunidad les dio un empleo. Lógico que esa “lealtad“ ha de existir en lo atinente a las cosas del gobierno del que se hizo parte en aquello que le fue consultado su parecer o requerida su anuencia. En lo demás nada puede reclamar el nominador sino la cortesía de un agradecimiento sincero por la oportunidad ya que se entiende que los sueldos fueron ganados con el trabajo desempeñado. Los “jefes“ (?) -si son inteligentes-han de aplicar aquel pensar de Adenauer que si dos personas siempre piensan lo mismo es que los dos sobran.
Hay otras personas que igualmente producen hilaridad. En lenguaje popular los llaman “voltearepas“, que son aquellos que siempre están a la búsqueda de una sombra que los cobije. Son los que cambian de camiseta en cada oportunidad. Hoy son conservadores, ayer fueron liberales, anteayer estuvieron en el partido de la U, buscaron avales en todas las tiendas, ahora de seguro estarán en el “puro centro“ y cumplirán su vida política haciendo acrobacias como aquellos que en los circos no pueden darse el lujo de tener columna vertebral porque la traición requiere liviandad y ductilidad de principios. Son geniales, sobreviven sin vergüenzas.
Un tercer grupo que causa -al menos indulgente simpatía- es el de aquellos que sustituyen el poder de la inteligencia por la inteligencia del poder. Saben poco o nada pero hablan de todo y abundantemente. Para ser un líder basta saber interpretar los signos de los tiempos y luego saber escuchar, tener un plan, reflexionar con otros y tomar en “común“ las decisiones que él va a presentar a la opinión pública . Esa clase de líderes no abunda en el país.
Aquí faltan Política y Políticos y es por ello que la politiquería está presente y carcome lo vivido, lo construido, por quienes fueron realmente grandes y por el desprecio a quienes desde el pensamiento pueden ayudar a construir el porvenir. Dicen que las palabras se buscan a saber “común - Unión“ para formar la “comunión“ ; “común“ “Unidad“ para formar “comunidad“. Lo terrible es cuando -como leí en estos días- se juntan “política“ y “porquería“ porque su resultado es el terrible fenómeno de la “Politiquería“ que nos agobia.
Es bueno que haya economistas -ojalá buenos-, asesores de imagen -ojalá honestos- pero faltan verdaderos educadores, filósofos, pensadores, antropólogos y -lógicamente- políticos, gente capaz de señalar dónde y qué caracteriza una Colombia posible, humanitaria y próspera.
Dicen que este país es en lo político kafkiano pero al revés. Kafka convirtió a sus personajes en insectos y aquí -muchas veces- se convierte a cualquier insecto en personaje.