Guillermo León Escobar | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Diciembre de 2014

UN PROPÓSITO

¡2015 el año de la paz!

No   debemos dudarlo, el año 2015 será el de la firma de los compromisos de paz resultado de las conversaciones de La Habana Esa firma nos habilitará para iniciar la recomposición de la Nación tanto tiempo postergada u obstaculizada por las acciones terroristas de la guerrilla.

No es un lugar común afirmar que ningún colombiano ha vivido un solo día de paz  tanto que algunos han llegado a considerarla como algo normal perteneciente casi a la rutina de la vida cotidiana; y eso les ha sucedido a muchas de nuestras instituciones que presentan -a veces- con “doloroso pero incomprensible orgullo” las miserias de esta guerra  de más de sesenta años. Y eso no es lo más grave porque también las grandes instituciones que custodian los valores y los principios que son necesarios para recorrer el camino de humanizar la globalidad han tomado el caso colombiano como “algo normal”, sin importancia. Los grandes documentos reclaman por los muertos de Siria, de Palestina, de Ucrania, que si bien han de ser censurados siempre preocupan a buenos y malos por su significación geopolítica.

El presidente Santos ha combatido esta indiferencia yendo a cada parte del mundo despertando y cosechando solidaridades lo mismo que su Ministra de Relaciones Exteriores. No hay puerta que no hayan tocado y diligencia que no hayan realizado; tendrán éxito porque en algún momento el cálculo político de las instituciones que no se han pronunciado a favor de “nuestra paz” cederá.

En tanto nuestras Fuerzas Militares y de Policía seguirán cumpliendo con su deber. Nuestra guerra es justa porque cumplen el mandato constitucional que a todos compromete.

La guerrilla está sentada en Cuba no porque sea igual a las instituciones. Ella es terrorismo que no tiene futuro y busca desembarcar en espacios democráticos que les ofrecemos como Estado; son delincuentes derrotados política y militarmente que intentan acogerse a generosidades constitucionales que se ponen en evidencia en las negociaciones y que el Presidente a través de sus negociadores interpreta inteligentemente. Debe ser claro, aquí no conversan buenos contra buenos sino facinerosos que han aterrorizado la nación con quien tiene la responsabilidad de defendernos que es el Gobierno.

Cometen un error gravísimo los que equiparan un guerrillero con un soldado; es inconcebible comparar un malhechor con un héroe. El ministro Pinzón y sus colaboradores deben insistir en esta distinción con ocasión o sin ella.

Es de esperar que los diversos políticos apoyen en 2015 la paz que llega; que los comunicadores entiendan que es hora de animar al ciudadano y a quienes están “tibios” a causa del cálculo político.

Y es hora de que las instituciones todas se unan al propósito de una paz construida paso a paso y que ha costado la vida a innumerables gentes de bien que se merecen la voz de apoyo y solidaridad de todos y no su silencio calculado.

En dos días el Papa Francisco celebra en Roma la “Jornada Mundial de la Paz”. Esperamos estar como creemos en su oración y en sus palabras.

guilloescobar@yahoo.com