Necesita una buena ministra
El gabinete fue tan solo reajustado y eso permitió al Presidente prescindir de algunos colaboradores incómodos y de otros cuya lealtad o eficiencia no fueron tan dinámicas como se esperaba. Y ese es su derecho. El dicho popular afirma aquello de “zapatero a tus zapatos” y los míos pertenecen a la educación y no me es dado no opinar. No fue buena la gestión de la señora Ocampo -perdón, de la doctora porque aquí se es doctor desde el nacimiento- cuyos éxitos hacen parte del diferido al 2025.
Sin embargo, llega ahora la señora Parody -la “doctora”- una política distrital habilidosa, estudiada, especializada por el sistema “virtual” en asuntos de administración de ciudades en la Universidad abierta de Cataluña y con algunos “cursos” de plusvalía en el Instituto Lincoln. De educación ni asomo. Estuvo en el SENA por año y medio casi en lo que se podría llamar una “pasantía directiva” y gracias a Dios no logró terminar con esa institución que desde hace un par de décadas requiere de quién le recupere el espíritu y la eficiencia de su pasado de origen de las “escuelas de artes y oficios”, de Martínez Tono, de Galeano Ramírez que con lo sembrado permiten a cualquier improvisado sacar provecho del pasado. El nombramiento de Prada es bueno y él sí sabe lo que debe hacer.
En el Ministerio de Educación debiera haber sido nombrado un maestro, un profesor, una persona cercana a la ciencia, alguien que entienda de esa difícil tarea de educar y que sepa que educar, instruir y formar si bien están unidos no son la misma cosa. Que pueda entender que lo primero que se requiere para salir de esta crisis es redefinir y sembrar valores que comporten cordialidad, respeto y capacidad de humanizar una sociedad que se ha deshumanizado y está en mucho -con algunas excepciones- marcada por la corrupción.
El asunto no es tan solo de computadores y de tabletas que son bienvenidas pero que son instrumentos tan solo para generar “calidad de vida”, entendiendo que ella comienza por saber las exigencias de la dignidad de la persona, del desarrollo en comunidad, del cuidado de la libertad y de la justicia y de la dedicación a construir el Bien Común en paz. Para encontrar verdaderos ministros de educación habría que regresar a las épocas de Agustín Nieto Caballero,Gabriel Betancourt , Luis Carlos Galán, Rodrigo Lloreda y Germán Bula quienes traían ya consigo la “conducta de entrada” adecuada para darle sentido a la vida de los colombianos empatando la tarea del ministerio al significado insustituible de la familia , el énfasis en la educación de la infancia, primaria y secundaria y el “atrevido ingreso” de la universidad dedicada al conocimiento, la investigación y la inventiva tan necesaria en el hoy global.
No creemos que la ministra Parody responda a estos desafíos pero ojalá estemos equivocados y que ella logre lo que el SENA debió enseñarle de “aprender haciendo”.