Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Febrero de 2015

Guarnizo

 

Se ha mencionado, en escritos recientes, Extraditados por Error (Planeta, Bogotá, 2014) de José Guarnizo por cinco razones: primero, presenta el caso de inocentes penalizados por supuestamente incurrir en narcotráfico y lavado de activos, lo cual era previsible porque incurrir en equivocaciones es inevitable; segundo, la función principal de la justicia es salvar al inocente y en mayor grado que castigar al culpable; tercero, es preciso corregir las anomalías observadas; cuarto, cuando los asuntos trascienden a los medios de comunicación pueden convertirse en castigos sociales inmodificables, pese a las rectificaciones de la fuente citada; por último, en términos de beneficios sociales o comunales, la actuación de los medios se caracteriza por el saldo algebraico positivo en un sentido global pero el perjuicio individual imborrable señalado hace que lo micro sea tan relevante como lo macro. Lo anterior induce, a quien escribe, a basarse en las sentencias de la Justicia Institucional y no de la Paralela o Mediática.

Guarnizo describe tres casos y la atención se concentra, en un principio, en el capitán Carlos Ortega Bonilla quien, en septiembre 2, 2011, fue calificado como piloto de la mafia con dimensión nacional e internacional y mención directa de Juan Manuel Santos Calderón, presidente de la República, y el general Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional; la acusación cubría los terrenos usuales de lavado de activos y transporte de narcotráfico y sus términos precisos fueron desconocidos por algún tiempo. El capitán se había retirado de Avianca, era jubilado de la Aeronáutica Civil, cofundador de Aerorepública y poseía una empresa dedicada a consultoría y venta de aviones en compañía con un socio a quien le facilitaba su teléfono y del cual se originó la información en su contra: viajes a Centroamérica y Rionegro a cargo de “Carlos” asimilado a Ortega. Se anticipa que había dos “Carlos” y el contrabandista era costarricense, no se confrontaron las voces, Rionegro se refería a visitas a un mercado en el barrio bogotano y no a la ciudad antioqueña y Ortega no registraba viajes al exterior. Luego, en EE.UU., Ortega rechazó el acostumbrado ofrecimiento de aceptar la culpabilidad para reducir su pena, se chequearon las voces y otras pruebas y se le declaró inocente. Recomendación: la Corte Suprema de Justicia revise exhaustivamente, con lógica e imaginación, la información proporcionada por EE.UU.