GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Diciembre de 2013

Maduro

 

Se ha estudiado a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela,  en esta columna, debido a las dificultades superadas con la administración de Juan Manuel Santos Calderón; los problemas comenzaron con su antecesor, Hugo Chávez Frías, quien puso en práctica una medida pensada fatal para Colombia: el cese de las relaciones comerciales. Esta decisión fue aprovechada por Brasil y Argentina; la reacción del Gobierno de Colombia fue prudente y, a diferencia del vecino, se utilizó la vía diplomática y no los micrófonos. Tal parece que la conducta señalada, aparte de discreta y pacífica, ha sido conveniente por la diversificación de las exportaciones y quitarle fuerza al procedimiento que lucía eficaz para doblegar la posición colombiana; sin embargo, el éxito no induce felicidad plena al ir contra natura: quebrar los nexos económicos entre países vecinos y sus fronteras. El antiguo vínculo renace poco a poco, lo cual place. Existe otra razón explicativa de la paciencia desplegada: los conflictos internacionales disimulan u ocultan los domésticos, o sea, se sigue una conducta comprensiva.

Las divergencias con Maduro se originaron por el encuentro entre Santos y Henrique Capriles; el gobernante venezolano se refirió al evento como un encuentro entre fascistas y ahí surgió el interés de quien escribe sobre el tema. Se dispuso de una bibliografía que fue objeto de análisis y falta proceder de forma similar con el texto de John Coverdale sobre la guerra civil española; se detectó que los comunistas califican de fascistas a sus oponentes sin mayor examen y aparentemente los socialistas del siglo XXI imitan esa costumbre. En suma, se ha sugerido que Maduro exponga su entendimiento de lo que es el fascismo y demuestre que la reunión en cuestión encuadra con esa definición. Se planteó, también, que el Presidente venezolano analice la marcha del movimiento político indicado en la América Latina y profundice en sus postulados. En fin, el gobernante venezolano tiene la oportunidad de formular un planteamiento teórico interesante sobre el fascismo en América Latina, Colombia en particular, que sería un aporte interesante a la ciencia política en la región. Por último, cabe señalar que la Corporación Pensamiento Siglo XXI y la Universidad Sergio Arboleda han emprendido estudios críticos sobre Venezuela y Ecuador que se examinarán pronto en esta columna; se convertirían en complemento de lo realizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores.