En la boca de dos lobos
De tanto oír “el Contralor será imparcial", “Edgardo Maya actúa con independencia”, “Maya no es una Contralor de bolsillo”, etc., etc., uno acaba por pensar lo contrario.
En términos generales, uno no ve como tarjeta de presentación, “Hoy se bañará el señor Obregón", “la señora Beatriz no estafa a los ancianos”, o “el doctor Gutiérrez no le pega a su mujer”. Son cosas que se dan por descontado. Tampoco es un gran mérito “no ser de bolsillo”. El día que uno sea periodista, médico -ser humano- de bolsillo, se le descosieron la vida, la credibilidad y el nombre. Es decir, apague y vámonos.
Por su parte, la Contralora saliente corre el riesgo de ir a la cárcel, por motivos medio amorfos... ¿Habría sido mejor no alquilar el bendito edificio, y quedarse en una sede con tuberías dañadas, hongos en las paredes, ventilaciones obstruidas y corto-circuitos por doquier? Las oficinas antiguas no cumplían requisitos mínimos de salud y seguridad, y ni modo de haberle metido cuadrilla de obreros para tumbar el edificio y rehacerlo sobre los escombros: uno no tumba propiedad ajena, y el 47% del vejestorio construido en suelo inestable, pertenece a una chichería, un banco, abogados, y negocios que no iban ni a pagar ni a demoler. El solo reforzamiento estructural cuesta seis mil millones de pesos. Así es que irse parecía la mejor opción. Y aun si no, ¿será proporcional ir a la cárcel por eso? O por tanquear el auto que no le dieron, y que por esquema de seguridad le correspondía a su hijo?
La cuestión de fondo es que Sandra Morelli se atrevió a ventilar el tema de las altas sumas de dinero que, por servicios prestados, recibió el fiscal Montealegre (antes y aparentemente durante una etapa de su cargo), provenientes de las ‘venerables’ arcas de Saludcoop.
No pretendo defender a doña Sandra. Pero a Saludcoop y sus ventrílocuos, les cabría la reflexión que hizo Hamlet sobre la Dinamarca de entonces. No son mito los enriquecimientos desorbitados de su cumbre directiva; las inversiones ajenas a la salud, propias de una compulsiva ansia de lucro; y el millonario fraude que la entidad le hizo al sistema de salud. Eso pasó en la vida real y no se nos puede olvidar.
Quizá sea verdad lo que dice Montealegre, y renunció a su vínculo con Saludcoop a los dos días de haberse posesionado como Fiscal. Pero da tristeza tener la Fiscalía en manos de un abogado que devengó más de 5 mil millones de pesos, de una de las entidades más amorales y corruptas de Colombia.
La Fiscalía anunció la semana pasada, la imputación de cargos contra la señora Morelli. Ella se metió en la boca de dos lobos: Saludcoop, y un penalista toreado. Eso exige dos cosas que ella parece tener: valor y pruebas.
Amanecerá y veremos. Ojalá no amanezcan ella en el Buen Pastor; Palacino en Miami; Montealegre, burlándose de todos nosotros; y Maya, en un bolsillo de Palacio.
Posdata. Qué mal chiste ¡Petro autopromocionándose como el sexto mejor alcalde! De dónde? De Caos City?