PRISMA
Futuros alcaldes (II)
SIGUIENDO con nuestra idea de enfocar estas notas hacia los futuros alcaldes, buscando hacer claridad en el concepto de seguridad y sus ingredientes, recordando además que en anterior escrito nos referimos a la ciudad como tal; esta columna va dirigida hacia el segundo componente los ciudadanos. En verdad la comunidad representa una margen importante en el tema, pues como todos sabemos está compuesta por distintos estratos sociales, que tienen un concepto disímil sobre seguridad según sus propias necesidades, niveles sociales, económicos y culturales, a más de la idiosincrasia propia de los diversos sectores que componen las ciudades, situación que obliga un esfuerzo especial para organizar y coordinar estas diferentes capas, en un objetivo común, la seguridad, promoviendo su interés y compromiso para dimensionarla en bien de la colectividad, no olvidemos que la ciudadanía así como disfruta lo positivo de la ciudad, también sufre el desgaste o abandono a que se puede ver sometida, si la administración y la policía no se soportan en vecinos para recibir permanentemente información, sobre posible deterioro, desamparo o actos vandálicos contra la infraestructura puesta al servicio de los habitantes
Si la ciudad está diseñada, mantenida y dispuesta para la comodidad, uso y servicio de los ciudadanos, estos tienen responsabilidad en su mantenimiento, conservación y cuidado, quedando demostrado como dijimos, que la seguridad es transversal, por tocar todas las entidades componentes de la municipalidad, pues es la administración la responsable de su sostenimiento y desarrollo, quedando en manos de la autoridad representada en la policía, el control del uso y disfrute de todo componente urbano. A los ciudadanos corresponde demostrar su afinidad y cariño por el entorno, tanto habitacional como laboral, ante lo cual debe organizarse integrando una sociedad comprometida con todos los aspectos relacionados al diario vivir, entre ellos la seguridad, esa organización la debe dirigir y orientar la administración en compañía de la policía que implementará planes, programas o estrategias, involucrando la población entendiendo que si los vecinos no están identificados con los proyectos propuestos por las autoridades, y no reconocen la ciudad con sus componentes como propia al punto de sentir la obligación de custodiarla, cuidarla y preservarla, existirá una falencia grave de seguridad y convivencia ciudadana, porque ante la indolencia de la comunidad, la delincuencia encontrará un terreno abonado para hacer de esa humanidad, blanco fácil de sus pretensiones delictivas.
Este componente necesita guías, orientadores y líderes que toquen su sensibilidad, está urgido de motivación, sustentada en el reconocimiento de las autoridades frente a organizaciones cívicas, culturales o deportivas que funcionan en los barrios. Es imperiosa la presencia de los administradores en las localidades, apremia escuchar las comunidades, y llevarles tecnología para dinamizar el tejido social, ¡policía-habitante! Ganándole el espacio a la delincuencia y generando sensación de seguridad.