GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Diciembre de 2013

Sigo con narcotráfico en la mesa

 

En  nota anterior me referí al narcotráfico por ser tema debatido en el momento y aporté algunos conceptos sobre el asunto, sin embargo, han surgido criterios, compartidos unos, otros no tanto que me invitan a tocar  aspectos merecedores de  atención y claridad.

Seguramente no tengo todo el conocimiento, pero me aventuro a dar algunas opiniones y participar vivencias que pueden servir para futuras estrategias, todo sin desconocer las experiencias de la fuerza pública que en últimas es la llamada a direccionar este tipo de lides. Existe una percepción dirigida a aceptar la desaparición de los grandes carteles y capos, soportándose en el desmantelamiento del cartel de Medellín, la caída del cartel de Cali, el  resquebrajamiento estructural en el del Valle y así, otros grupos que han desaparecido por acción de la fuerza pública, pero hemos olvidando lo prolijo y llamativo del negocio, situación impulsora para inspirar nuevas organizaciones y frescos dirigentes, erigidos con el tiempo en capos de futuros carteles, que de no intervenirse a tiempo retomarán el control del negocio convirtiéndose en enemigos del país; soporto mi punto, en el número de cabezas sustitutas capturadas, y eliminadas desde el cartel de Medellín hasta  nuestros días.

Pero bien remitámonos a la mesa, importante entender que el narcotráfico cuenta con una estructura sustentada en cultivos, laboratorios y rutas, la gran aspiración del país es el desmonte de  cultivos, desmantelamiento de  laboratorios  y entrega de rutas, a más del desligue total por parte de las Farc  de la  empresa comercializadora de  estupefacientes en todo nivel, algo que de lograrse sería el primer paso para erradicar ese flagelo del suelo patrio. El tema no es fácil, ya lo manifestamos; por escaso  espacio hoy concretémonos en  los cultivos, donde figuran como parte determinante, primero, los lotes, su estratégica ubicación, muy escondidos y retirados de las concentraciones vecinales,  que deben contar con rutas de llegada como ríos, trochas  y caminos, difíciles de recorrer sin un guía experto en la región; algunos terrenos son objeto de invasión, otros colonizados o negociados a campesinos dedicados al desmonte y tala de sectores montañosos para adecuarlos a la agricultura, segundo, la semilla proporcionada por los dueños del cultivo, cuya entrega se hace una vez adecuada la tierra y montado el cambuche  destinado para habitación, tercero, agricultores, campesinos de la región contratados a trabajar en el lote, bien  pagos, los hay de otras regiones traídos con engaños o deslumbrados por las ganancias prometidas, sobra decir que la familia de estos cultivadores en muchas oportunidades vive en el lugar  y son  objeto de protección por parte de los patrones. Estos cultivos  disparan la economía de las regiones, obligando a que los  futuros programas de sustitución sean atractivos para los campesinos y  las comunidades.