PRISMA
Los proyectos de Peñalosa
LAS buenas intenciones del Acalde se pueden observar en los proyectos dirigidos a múltiples sectores y publicados por los medios, algunos solo enunciados y otros con sustentaciones superficiales, pero bueno, por lo menos se habla de estos futuros planes encaminados a brindar comodidad, servicios de salud, educación, transporte, vivienda, y seguridad entre otras posibilidades.
Que saludable sería poder contar con información pormenorizada sobre los recursos para lograr cristalizar estos ideales, y además saber de su sostenibilidad en el tiempo, porque varios proyectos demandan un músculo económico que poco se tiene en cuenta y una vez entregada la obra, tropezamos con una serie de detalles imprevistos que la hacen onerosa o carente de recursos para su mantenimiento y posible implementación. Permítanme apoyarme en la experiencia para aclarar mi punto de visita, y miremos hacia el transmilenio, un medio de transporte ideal para la ciudad, con una capacidad bien calculada en su momento, dotado de equipos modernos, sustentado en tecnología de punta. En fin, se entregó un extraordinario medio de transporte, pero el tiempo se encargó -como siempre ocurre- de mostrar sus debilidades y falencias, debiendo las administraciones y ciudadanía enfrentar diferentes problemas sin medios económicos previstos en casos de urgencia. Así, las losas se agrietaron, los lugares de embarque fueron superados por la afluencia de pasajeros, las estaciones no previeron contenciones o controles de seguridad para evitar evasores de pasajes y colados, además la seguridad no corrió por cuenta de la empresa, solo se sustentó en la policía, obligando a la institución a tomar una responsabilidad que nunca ha estado contemplada en sus funciones, pues el mismo transmilenio debe proveer su seguridad con recursos propios y vigilancia privada, pero ante la imprevisión los delitos se dispararon y se hizo tarde para controlar y mantener un dominio sobre el comportamiento de los usuarios.
Lo anterior me permite recomendar, previsión a futuro, consultar y tener en cuenta al secretario de seguridad y sus comandantes de policía; los nuevos colegios deben contar con tecnología en seguridad, cámaras, vigilancia privada, controles de entrada, capacitación a profesores, y barreras de seguridad; a los hospitales es urgente montarle controles de acceso, medios de identificación, comunicaciones y vías de paso acordes con la misión y los parques, bienvenidos, recordemos que en el pasado estaban administrados por policías juveniles, hoy las cosas han cambiado y alguien debe ejercer esa labor, evitando dejar la conservación y mantenimiento en manos de ciudadanos bien intencionados pero sin la autoridad para intervenir. También urge una estrategia de tranquilidad hacia estos lugares de espaciamiento zonal. Por último las ciclo rutas piden a gritos observación y resguardo, en cuanto al gran malecón del río Bogotá, ¿Ustedes piensan que una obra de esa envergadura no necesita protección? Lo dicho, la seguridad es transversal.