Pensando en la Policía
Semana con muchos temas y escaso espacio para abarcar todo el abanico, lo primero, la creación de una secretaría para seguridad, fantástico, nos habíamos referido a ese tópico, es una alternativa valedera al ser bien dirigida, el alcalde asigna responsabilidades en cabeza del secretario, sin desconocer su responsabilidad, no requiere mayores gastos pues el fondo de seguridad la asiste haciendo parte de su organización; lo segundo, la violencia en el fútbol, grave situación, muestra un escenario cruel, especialmente en Bogotá donde se desperdiciaron todos los esfuerzos de mi amigo el padre Alirio; infortunadamente en Colombia somos enemigos del continuismo sustancialmente ante buenos resultados, pero urge hacer algo en tanto se estudian alternativas, por ahora la recomendación es que el barrido policial terminado el partido, se extienda a los barrios aledaños a estadios, buscando dividir los grupos de alterados, lo tercero, el Transmilenio, altos índices de inseguridad perturban la tranquilidad demandando más presencia policial, cosa difícil de lograr por la falta de efectivos, sería saludable que la operación se proveyera su propia seguridad tanto física como electrónica, existen varias alternativas, lo cuarto, problemas relacionados con la imagen de la Policía Nacional.
Como ven tenemos muchos aspectos para plantear, otro más, cambios en la cúpula policial, un poco extraños en cuanto a su cumplimiento por haberse comunicado sin ejecutarse con la prontitud y profesionalismo que la institución demanda, poniendo en tela de juicio la imagen de los hombres y la seriedad del tema de cara al país y la misma institución.
Me concentraré en el prestigio e imagen institucional, algo que preocupa a Colombia por ser la Policía Nacional tan cara a nuestros sentimientos; en su momento cada Director luchó por el buen nombre de la Policía y recurrió a diferentes estrategias, algunas acertadas otras no tanto, pero todas bien intencionadas, la historia nos juzgará, y la misma Policía valorará aquellos esfuerzos, por lo tanto debemos acompañar al general Palomino en la gestión que busca transparencia institucional, para encarar la corrupción, pues encuestas contratadas por los medios revelan decaimiento en la imagen policial, indagaciones sustentadas en procedimientos de conocida factura. El reto es amplio pues el concepto de expertos estudiosos del asunto va dirigido al compromiso de hacer las cosas bien y transparentes, donde la supervisión y el control juegan papel preponderante. Añadiría la urgencia de potenciar el recurso humano, recabo mi ¡oposición a las incorporaciones relámpago¡, cumpliendo cuotas desesperadas por clamores de seguridad ante los gobiernos, como lo manifesté en nota anterior, y recomendaría una reingeniería al talento personal, en formación profesional, las calidades morales, antecedentes personales y familiares, facilitando herramientas para depurar la institución, tan drásticas como aquella facultad discrecional que tanto ayudó. Enfrentar la corrupción sin apoyo legal es imposible.