Garrido | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Abril de 2019

Desconcierta, perturba, el principio del artículo “Por caminos de reconocimiento y no de resentimiento”, de Margarita Garrido, incluido en ¿Cómo Mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro (Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Ariel, Editorial Planeta Colombiana, 2018) por Mauricio García Villegas (editor).

Contiene afirmaciones como las siguientes: “En Colombia no nos tratamos como debemos”, hay prejuicios racistas, clasistas, regionales, rurales, la desigualdad ciudadana predomina y es rasgo fundamental, juegan las clasificaciones jerárquicas, se observa desprecio, arrogancia, agravios, resentimiento, revanchas, tendencia a desacatar autoridades y normas, “el resentimiento no es solo de los de abajo. Es de todo aquel que no se siente reconocido”, a las élites no les gusta la democratización, impera el incumplimiento de promesas (hecho histórico vigente), se practica la desconfianza (factor trágico determinante), se quiere pasar de víctima a victimario y una frase característica de la colombianidad es “¿Usted no sabe quién soy yo?”

Margarita Garrido plantea la creación de una sociedad moderna caracterizada por la igualdad con paz consolidada, proyecto nacional compartido (no nacionalista), que origine solidaridad, gratitud, pertenencia, identidades, elimine la idea de una sociedad jerarquizada. Se piensa en la mejoría de la situación. El reconocimiento es indispensable y “es clave para forjar identidades”. Garrido expone la evolución histórica del tema, en el ámbito nacional,  comenzando desde la independencia de España (resentimiento de los criollos hacia los españoles), enfrentar la distinción social colonial entre  blancos, indios, mestizos y mulatos,  José Hilario López y la libertad de los esclavos, la Misión Corográfica, la Ley de las Minorías de 1910, la revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo, el voto femenino, la posibilidad de participación de los partidos vencidos y las minorías en el gobierno y de no arreglarse los conflictos exclusivamente por la vía armada, lo cual rige, aunque se vislumbra el cambio.

Es obvia la necesidad de continuar el avance y María Elvira Samper lo hace evidente en su obra 1989 (Editorial Planeta Colombiana, Bogotá, 2019) relativa básicamente al gobierno de Virgilio Barco, en parte al de Belisario Betancur y cubre los ángulos más decisivos de la historia reciente en Colombia. Se comparte su insistencia en la igualdad.

Paréntesis. Se lamenta el fallecimiento de Jorge Urrutia Montoya, de quien se fue alumno en la facultad de economía de la Universidad de los Andes y, tal vez, fuera el último profesor sobreviviente de quienes finalizamos estudios de pregrado en 1958. Se expresa condolencia a Miguel Urrutia Montoya, exgerente general del Banco de la República, a quien se le colaboró en el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede) de la mencionada universidad.