Gabriel Ortiz | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Marzo de 2016

BLANCO Y NEGRO

Nuevo impuesto a bogotanos

 

A QUIÉN se le habrá ocurrido el disparate de aplicar un nuevo impuesto a los bogotanos, que ya no dan más. Sus bolsillos no resisten otra metida de mano.

A algún alcabalero se le ocurrió aplicar una sobretasa a las zonas de parqueo, como si las actuales tarifas de los parqueaderos estuvieran al alcance de la gente. Petro, en una de sus alcaldadas, redujo los precios de los estacionamientos con el ánimo de hacerle la vida más amable de los propietarios de vehículos. Ahora se pretende elevarlos en más de un ciento por ciento. La medida busca desincentivar el uso del carro particular, como si éstos no fueran un elemento de trabajo para la gran mayoría.

Si no quieren que se utilicen los carros particulares, que proporcionen un transporte público adecuado y humano. Con el “transmilleno” y un retrasado metro es imposible cubrir las necesidades de los millones de bogotanos que deben movilizarse de un lado a otro de esta caótica ciudad. Los taxis cada vez son menos eficientes, seguros y cómodos. Los Uber no están reglamentados y las vías, en su gran mayoría, son intransitables.

Y como si fuera poco, no hay estacionamientos suficientes para el parque automotor que tiene la ciudad. Por ello, los vehículos se tienen que dejar en zonas prohibidas, o invadir el espacio público.

Si se persigue desincentivar el uso de los carros particulares, el Alcalde tiene armas en sus manos: ahí está el pico y placa para paralizar más carros cada día, si de descongestionar las vías se trata. Si se busca limpiar el medio ambiente, puede ordenar la chatarrización de aquellos vehículos con más de 10, 15 o 20 años de uso.

También puede acudir a solicitar la prohibición de la importación de carros, ya que ni la capital, ni otras ciudades cuentan con las vías suficientes para un parque automotor tan desproporcionado. Claro que con los importadores nadie se mete. Así que dejemos esta medida de lado.

Grave, grave el disparate que se ha propuesto al Concejo y, más grave, en la disyuntiva en que se encuentran los concejales, porque los bogotanos ya no resisten más gravámenes. El impuesto va para las otras ciudades. Además, ¿a dónde irá a parar esa plata del nuevo impuesto? Seguramente a la corrupción.

BLANCO: Los beneficios de la jornada única en los colegios.

NEGRO: Los uribistas no resisten la paloma de la paz.

gabrielortiz10@hotmail.com