GABRIEL ORTIZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Octubre de 2014

Inocencia de culpables

 ATERRADOR  el Informe Especial que nos presentó Yamid Palacio, el joven reportero de RCN Televisión, sobre la extradición, sus primarias ejecuciones, los temores iniciales, los vicios y las injusticias que ahora se multiplican, sin que nuestras autoridades se den por enteradas.

Todo esto se vio venir, desde el momento en que nos “montamos” en la llamada Justicia Penal Acusatoria, de la que en su momento anotó el expresidente López Michelsen: “eso es para anglosajones, no para nuestra gente que tiene otra cultura”.

La extradición puso a temblar en sus comienzos a los grandes capos del narcotráfico. Pero en la medida en que se fueron familiarizando con ella, aprendieron a utilizarla para enjuiciar a personas que ni conocen y sacar provecho a falsas acusaciones, con las que han aminorado sus penas, mientras inocentes han sufrido penosas e irresponsables sanciones. Narcos y paras acusan a colombianos limpios, ante unos jueces norteamericanos, que no comprueban nada antes de solicitarlos en extradición. Al igual que los policías de Petro con la proliferación de partes, proceden a utilizar “falsos positivos”, para ganar méritos y ascensos.

Arman los indictmen -sumarios o procesos- y sin más pruebas que las acusaciones de narcos y paras, los entregan al Gobierno colombiano para capturar a los nacionales, sean culpables o no. Ni el Ministerio de Justicia, ni la Corte Suprema, averiguan la realidad. Toman como verdades absolutas las acusaciones de los norteamericanos y aprueban la extradición de nuestra gente. Los inocentes que envían en los aviones expresos de la DEA, llegan aterrados, porque no saben ni de qué los acusan. Vienen ofertas y negociaciones que los obligan a declararse culpables, con la ilusión de aminorar las penas que les anuncian. Los jueces gringos se blindan con esa autoculpabilidad, porque han condenado a un reo confeso. De paso eluden cualquier reclamación o indemnización de los perjudicados.

Los casos de Juliana y Óscar son una simple muestra de lo que viene ocurriendo. Pero no hay que olvidar al vendedor de plátanos de Barranquilla, ni el del carpintero del Caguán. Lástima grande que nuestra justicia sea tan servil, y que haya tanto enemigo de revisar la extradición, y del paso a la Justicia penal acusatoria, que son los azotes de esta época tan confusa.

Blanco. Bien por la selección.

Negro. En Estados Unidos ha bajado la gasolina 360 pesos y en Colombia subió. ¿Quién lo entiende?

gabrielortiz10@hotmail.com