Freno y celeridad al POT | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Noviembre de 2019

A construir sobre lo diagnosticado

Como era de esperarse, la aprobación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial se convirtió en una verdadera crónica política. El hecho que coincidiera su debate clave en el Concejo, en la Comisión del Plan, con la elección de la nueva alcaldesa, hacía suponer que habría un alto en el camino para hacerle modificaciones a la llamada ruta principal de navegación de la ciudad, pues es obvio que ella quiera poner ahí su impronta, con parámetros específicos en el desarrollo urbano de Bogotá más allá de la próxima década. Otro gallo habría sido la elección de la continuidad.  

El Concejo habría podido decidir “pasar de agache” y no aprobarlo ni rechazarlo para dejar en manos del Alcalde Peñalosa, ad portas de dejar su mandato, la expedición por decreto. Ante la cual, Claudia López se anticipó con su llamado para solicitarle que no lo firmara. Esto frente al deseo inefable y lógico del alcalde Peñalosa de imprimir al POT su visión futura para la ciudad. También se conocía que la otra posible alternativa del Concejo era negar de frente su aprobación más cuando se empiezan a tomar posiciones frente al nuevo gobierno.   

Los sucesos se sabían de antemano. Así se subrayó en la columna: Bogotá debate su futuro, días antes de las elecciones: “Otros retos también vienen en camino, que dependerán también del próximo alcalde, como es el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), carta principal de la planificación de la ciudad para los próximos doce años. Menos de dos semanas tiene el Concejo para aprobarlo, de rechazarlo tendría que volverlo a presentar la próxima administración y entraría en una nueva formulación la delimitación del uso del suelo, que tuvo un estudio largo de tres años y también puede implicar no avanzar en la visión de ciudad, en su estrategia urbanística, como la construcción de vivienda de interés social, la infraestructura vial, las áreas de espacio público y los circuitos ambientales”. Y la verdad es que se hizo tarde para esta aprobación, a no ser que se hubiera concebido y planteado abrir el telón técnico, con la serenidad política, para entrar en sus especificidades.   

Así, la nueva administración se conforma con formular un Plan Distrital de Desarrollo que debe seguir ajustado a las normas vigentes desde hace quince como es el POT del año 2004. De ahí que, por la ciudad misma, se hace necesario pasar de la crónica política a la técnica. El POT anima a escribir esa aspiración de ciudad que queremos, esa Bogotá aspiracional, ese acuerdo sobre lo fundamental, que exige el conocimiento profundo de todos sus actores, en especial la claridad de la ciudadanía frente a los cambios de ciudad que se quiere construir con visión prospectiva.

La nueva concepción del POT puede tardar. El proceso anterior duró más de tres años. De manera que no pueden pasar, a la tierra del olvido, los setenta y dos documentos técnicos y los conceptos de las trescientas y pico de personas expertas que conformaron el equipo interdisciplinario. Así las cosas, además de poner su impronta, dos cartas fundamentales entran en juego para la nueva alcaldía: darle celeridad, construir sobre el diagnóstico adelantado y emprender una fuerte socialización del Plan, para que todos lo evoquemos con convicción por la ciudad.

Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com