Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Mayo de 2016

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

La hora de Temer

 

¿SERÁ cierto que ha llegado el momento para sentir miedo? ¿Que el momento de Temer es el anuncio del regreso a las épocas de terror político, instalado en el Brasil por la dictadura de Castelo Branco en 1964,  para perseguir a la izquierda en el poder, época  que se suponía superada con la llegada de la democracia en 1985? La suspensión habilidosa de Dilma Rousseff como Jefe de Estado tiene más interés político continental que el propósito aséptico que se informa a la opinión. La corrupción que se quiere depurar por los corruptos manipulados que la juzgan es disculpa para atacar el avance de la izquierda en una potencia meridional. Es la continuidad  de los vasos comunicantes cuya corriente subrepticia vienen depurando los sistemas políticos que se apartan  del dominio del imperio.

 

Para llegar a estas apresuradas conclusiones basta, sencillamente, apelar a la teoría cíclica de la historia, expuesta inicialmente por Polibio y más adelante por Maquiavelo, Toynbee    Spengler, Mark Twain y otros, cuyo significado es sencillo, como reza la canción: “la historia vuelve a repetirse”. Y se repite  por la ignorancia de  los pueblos y la polarización de las dos  tendencias de la historia: el poder de los grandes y el de los pueblos. Los días de la semana se inician el domingo y después de los seis vuelven al mismo festivo; la rueda gira de arriba a abajo y el péndulo oscila entre  la derecha y la izquierda. Todo cambia y nada cambia. La naturaleza y la condición humana son cuestiones epigenéticas y la dinámica que las energiza es la política considerada como la maniobra astuta o violenta para alcanzar el poder.

 

La historia de Roma es ejemplo del ritmo del  péndulo: de la Monarquía nace la   Republica y de esta el imperio y después la decadencia: la invasión germánica -Odoacro-  da lugar,  en comienzo, a la leyenda de Rómulo y Remo.

 

Los gobiernos de izquierda,  en el continente del sur,   abordan una crisis que alimenta las tendencias neoliberales de derecha propiciando los juicios, impeachment, como disculpa audaz para contener su progreso y derrocar a sus líderes. En la década de los sesenta la táctica fue patrocinar las dictaduras militares, aupadas por el capitalismo imperial: Videla, Pinochet, Banzer, Castelo Branco, Velazco, Somoza, Noriega y otros más, y así se vacunó a la región contra el avance de las políticas de izquierda. ¿Será que se han cambiado los métodos higiénicos -ordalías- pero los propósitos son los mismos: defender a los grandes?

 

De todas formas, analizados los acontecimientos  del Brasil hay que entender que llegó la hora de temer al nuevo invierno neoliberal cubierto con la nieve de Michel  que empantana la primavera de la justicia social. Le llegó el otoño a Dilma -la Juana de Arco de la liberación- y el ciclo vuelve y juega gracias a los dueños del poder. La Fujimori llegará al poder como Peñalosa lo hizo ahora. Alea jacta est.