BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD
El impuesto y la guerra
La Teoría del Estado expone variadas explicaciones a ese fenómeno político y la mayoría conviene en comprenderlo como una razón y decisión altruista de los líderes de la comunidad, interesados en organizarla para satisfacer intereses o anhelos comunes. A juicio de algunos pragmáticos y realistas la causa del Estado no es otra que organizar las fuerzas aliadas para someter a las gentes inútiles y ponerlas a su servicio; lo demás es retórica para seducir y justificar la coacción que se emplea para exigir la cuota necesaria para pagarles a los “condotieros” “mercenarios” o soldados, todos hombres de guerra al servicio del poderoso y remunerados por él con los tributos exigidos a sus creyentes o súbditos. Con el paso del tiempo, ¡a estas alturas, se enseña que los impuestos se decretan para satisfacer necesidades colectivas!
La información y conocimiento que sobre el tema tienen en las clases populares es mínima; lo único que al respecto sabe el ciudadano del común es que debe pagar el impuesto y que si no lo hace correrá las consecuencias de un cobro inclemente. Tan bien tiene noticia de que es con su producto que se alimenta la corrupción administrativa y que al respecto los mecanismos de participación política están restringidos. Articulo 29 Ley 134 de 1994.
Es por la ignorancia que al respecto existe que el libro del profesor Marco Hernando Bonilla Martínez, El ABC de la Hacienda Pública, es un aporte destacado a la divulgación de un tema que debe ser popular en cuanto que contribuye a una educación esencial para que el elector entienda la trascendencia de su voto. Por esta ignorancia el anuncio que hace el Gobierno de abordar una reforma tributaria a fondo a muy pocos interesa, pues aparte del desconocimiento de esta materia, los que sobre el asunto hablan lo hace en un lenguaje ininteligible para la plebe.
Y hablando sobre este asunto, en esta época del impuesto predial, sería interesante que para hacer realidad la “Tercera vía” que ofreció el Presidente, se revisara este inequitativo gravamen, expropiatorio en algunos municipios, y a tal punto que no son pocos los contribuyentes que se ven obligados a vender su vivienda, porque el gravamen resulta tan oneroso que les es imposible habitar su casa, porque la obligación es contraria al artículo 95-9 de la Carta Política.
Lo justo sería que nadie tuviera que pagar impuesto por la propiedad en que habita, el derecho a la cueva es un derecho natural, tan natural como el derecho al oxígeno, de ahí que sea considerado un derecho fundamental. (Articulo 51) Únicamente la propiedad inmueble que genera renta debe ser gravada con el impuesto predial. Hay otras fuentes de ingreso tributario inexploradas y podrían asignárselo a los municipios para que incrementen su Hacienda “pública”, los que evaden miles de fundaciones creadas no sin ánimo de lucro sino de fraude.