BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD
Antoñita, cuenta conmigo
LA Semana de Pasión, tradicionalmente, es una oportunidad para reflexionar. La historia del sufrimiento invita a muchas variables de interpretación de la vida. La mayoría de las reflexiones del común tienden a recomendar la conformidad, aceptar de buena gana las adversas circunstancias de la existencia humana, suponiendo que esos son designios del Señor; otros ¡se revelan y luchan!
Tu llegada, desde el primer día que supe que habías comprado pasaje para este mundo, por supuesto, la esperé con ilusión y amor. Si me hubieras comunicado tu decisión, muy probablemente te hubiera dicho que los pensaras mejor, sin embargo eres libre y así lo debes entender desde el comienzo de tu peregrinaje. De la conciencia razonada que tengas a este respecto dependerá la satisfacción de tu existir. Para lograrlo entenderás que será el poder de tu voluntad la única fuerza capaz de vencer toda resistencia. No descarto que haya momentos difíciles, pero no lo serán tanto si aprendes a valorar el sentido de tu vida.
Una de las luchas incesantes que he padecido y que aun padezco es peleando contra el miedo. Hay que liberarse de esa epidémica enfermedad humana a cuya causa ha sido esclavizado el hombre. Tú gozas, creo yo, de unas circunstancias personales que probablemente te hacen más fuerte que todos. Hay que combatir el miedo sin temor, no alimentar terrores que destrozan la inocencia e indisponen con los otros. Uno de esos terribles miedos es la muerte. ¡Véncelo! Recuerdo una frase de algún genio de la historia que decía que “Quien no supera cada día un nuevo temor no ha aprendido aun la lección de la vida”.
¿Cómo enfrentar este mundo lleno de argumentaciones fantásticas que intimidan? Hay que cultivar el amor, el amor es un arma efectiva y de ella todos estamos dotados y lo estaremos en tanto no permitamos que nos despojen del amor a nosotros mismos. Esto es lo que en términos más complicados llaman autoestima. Sencillamente se trata de comprender cuál es nuestro valor individual y tener conciencia de que todos los seres lo tienen y en equidad, si se respeta esa verdad, habrá armonía y paz entre los hombres.
Cada meta que superes será una prueba del arrojo con que enfrentas los retos y de tu seguridad personal, y eso lo obtendrás cuando actúes con razón y sin miedo. Ahora, no hay que confundir la valentía con el arrojo irresponsable. Hay que pensar y pesarlo todo, siempre en términos sencillos y alegres. Poco a poco así lograras curar el camino de este viaje que has comenzado ya y en el cual, en estos días, puedes contar con mi compañía y consejo. No sé cuando yo me voy. No obstante, espero que quienes te rodeamos ahora estén siempre atentos a brindarte los apoyos que necesitas para salir adelante. No lo dudes, sé que lo alcanzaras como un ejemplo para la historia. Ánimo, Antoñita fantástica. Tu gigi.