OPINIÓN ORBITAL
Los crepúsculos del Alba
"La izquierda gana pero no gobierna"
Hace exactamente diez años la izquierda latinoamericana estaba en su cuarto de hora y gobernaba gran parte del continente. En nombre de un hirsuto socialismo del siglo XXI, imponía desde el poder sus consignas populistas reenganchadas, a pesar de que tiempo atrás sus mentores soviéticos habían colapsado estrepitosamente. Para consolidar su poderío político llegaron a desafiar a la OEA y a otros organismos hemisféricos, creando el ALBA, a cuya cabeza se encontraba el comandante Chávez. Al mejor estilo propagandístico nazi, su reino duraría mil años...
Bastaron escasos dos lustros para que el desgobierno, la soberbia y la intolerancia, aunadas a una absoluta incapacidad y preparación para gobernar pasaran su cuenta de cobro. Primero en la Argentina y luego en Venezuela, la revolución de expectativas, generada por su demagogia rampante, se vino al suelo con toda la estantería. Esperan su turno Brasil, Chile y Nicaragua. Podríamos decir que en Ecuador y Bolivia, sus líderes han sido más pragmáticos y han sabido sintonizarse con las necesidades de sus pueblos.
Las espléndidas victorias de la oposición en Buenos Aires y Caracas, con votos castigo, demoledores, están haciendo volver las aguas a su curso. El conservador y carismático, Mauricio Macri, con un discurso moderno, incluyente y tolerante, acabó con las pesadillas de la señora Cristina y con la leyenda de un peronismo invencible. Dos días antes de lo previsto y por vía judicial para evitar maniobras obscuras, el nuevo mandatario se juramentó y comenzó a buscar la estabilidad económica y la renovación política. En la casa vecina, en maratónica jornada electoral, una férrea unidad nacional logró los 112 escaños necesarios para obtener la mayoría absoluta y poder decidir sobre el cambio de rumbo. Sin embargo, el "matoneo" chavista no cesa y Maduro y Cabello han amenazado a su pueblo con castigarle su "infidelidad". Ojalá sean patadas de ahogado.
Estos acontecimientos tan favorables a nuestra región están dejando varias enseñanzas. La primera es que "no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista".
Otras lecciones tienen que ver con que no basta ser elegido, sino saber gobernar. La izquierda siempre ha sabido vender ilusiones pero pocas veces ha logrado cuajar realizaciones. Estamos viviendo una época de verdadero cambio, en donde la digitalización y globalización han vuelto más tangibles las esperanzas. Hoy las cada vez más exigentes masas no comulgan con ruedas de molino. Esto tan bien debe tener muy en cuenta nuestro propio gobierno, muy dado a engolosinarse con su propia música. Estamos a la vuelta de la esquina de lograr la esquiva paz y debe ser la oportunidad de consolidar nuestras instituciones comenzado por el propio Congreso tan desprestigiado y que sigue siendo reformada con cataplasmas cortoplacistas. Una Procuraduría y una Fiscalía, que solo funcionan según los desamores y desencuentros de sus titulares. Unas cortes que solo obedecen sus propios intereses y unos partidos políticos, sin programas ni líderes auténticos. Sin olvidar a unas desmemoriadas y arrogantes Farc que solo tratan de ganar tiempo y espacios, que ya no hay ni existen.
Adenda
El expresidente Álvaro Uribe debería convencerse que debe actuar de acuerdo con los postulados de su movimiento y ser el verdadero "centro democrático" de la política colombiana. Ejercer una oposición responsable en momentos cruciales como los que vivimos debe ser la norte del uribismo. Lo otro es pasar a la historia como una simple anécdota.