La seguridad en Internet
El asunto es muy sencillo. Un joven austríaco, Maximilliam Schrems, como usuario de Facebook, estaba preocupado por la vulnerabilidad de su cuenta de datos personales al ser transferida por dicha red social a los Estados Unidos, habida cuenta de las filtraciones de Edward Snowen hace dos años, cuando dio a conocer miles correos altamente confidenciales de los servicios se seguridad nacional. En primera instancia un tribunal irlandés había desestimado su demanda, acción que avaló la Comisión Europea. Sin embargo, el joven apelo ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, quien en una última instancia dictaminó que las leyes y normas estadounidenses no eran garantía suficiente de protección de esos datos, al ser transferidos a través de Facebook. En esta forma estableció el derecho del demandante a la protección de sus datos personales y dio un espaldarazo constitucional a las funciones de los entes nacionales de control en su función de defender a los usuarios.
Con esta batalla jurídica librada por este estudiante de derecho se sienta un valioso y determinante precedente para consolidar la lucha por el derecho a la información y a sus otros derechos conexos: el derecho a la neutralidad de la red y el derecho al libre acceso la red, cada vez más amenazada por la excesiva y abusiva comercialización de poderosos monopolios informáticos como son Google, Apple, Microsoft y muy especialmente Facebook. Es una sentencia sabia y oportuna que le brinda seguridad jurídica a los flujos de información y al libre albedrío para utilizarla a voluntad, sin perjuicio de las salvaguardas de las transferencias internacionales, así como de la lucha contra el crimen transnacional.
La Internet ha sido desde siempre un valor agregado personal y social por todo lo que significa de más y mejor información, acción de conocimiento, verdad y oportunidad. Nuevos lenguajes para modificar y multiplicar nuestras relaciones, nuestra interoperabilidad, nuestra visión de nuestro entorno y, sobre todo, la desaparición de los conceptos de tiempo y espacio en favor de nuestras expectativas y necesidades. Es claro que la Internet es la más valiosa herramienta para cerrar la brecha entre los que saben y los que no y puede llegar a ser la gran niveladora para ir haciendo más equitativas las oportunidades de un mundo interconectado y globalizado.
Sea esta una nueva oportunidad para reiterar el peligro que entrañan los acuerdos o convenios que firme nuestro país, en detrimento de su soberanía informativa y en favor de los intereses particulares de grandes monopolios, como es el caso de los presuntos acuerdos que se firmaron con el fundador de Facebook y que la opinión colombiana no conoce y el Gobierno no ha evaluado en sus delicadas consecuencias. Estamos hablando del ofrecimiento de acceso gratuito, pero limitado, a un club exclusivo de aplicaciones que, muy seguramente, terminará consolidando un monstruoso monopolio de acceso, tan solo a través de las posibilidades que determine "Internet. Org". En su momento alertamos sobre este abusivo compromiso y hoy aprovechamos esta sentencia sobre la neutralidad de la red, para que se haga claridad sobre ese tipo de convenios que solo van a permitir que ese gigantesco océano de información que es hoy es la Internet se convierta en humilde pecera de los intereses del señor Mark Zuckerberg.