Las epidemias son enfermedades que se propagan acometiendo a un número grande de personas. Puede aplicarse a conductas sociales de los países que se propagan, con efectos muy difíciles de predecir pero sí de intuir. Podríamos hacer memoria para establecer cómo una ola de independencia se apoderó de buena parte de los países americanos. Hay que tener presente que a principios del siglo diez y nueve los medios de comunicación no tenían parecido con los de hoy, así, buena parte de los países de estas latitudes se sacudieron la dependencia de la cual “disfrutaban;” se apoderó de esta parte del continente un deseo de gobernarse a sí mismos. Nadie se enteró por vías diferentes a la comunicación oral y el correo de esa época que tenía la velocidad de los mensajeros que algunas veces utilizaban medios de comunicación bastante precarios y elementales.
En nuestros días los acontecimientos son aquellos sobre los cuales hay memoria; sin lugar a dudas tuvieron incidencia en la vida nacional y en cierta manera coincidieron con otros parecidos en diversos territorios de nuestra América. Claro está que los medios de comunicación hoy son inmediatos de suerte que lo que sucede en las antípodas, es del conocimiento inmediato en todo el mundo.
Lo que ha venido sucediendo en México, Guatemala, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Brasil, Argentina y muchos otros países es del conocimiento en forma instantánea. De ahí que muchos diarios escritos han cambiado su presentación; en el momento en el cual salen a circulación las noticias que ayer lo fueron ya dejan de ser primicias pues son del conocimiento de los lectores por vías expeditas que son inimaginables.
Las primeras páginas de los diarios no anuncien con desparpajo lo que acaba de suceder, pues quien las lee ya se ha enterado por otras vías con lujo de detalles e información. Pero los de las epidemias como contagio de conductas sociales y diplomáticas se han convertido casi en algo que se puede advertir que va a suceder. ¿Quién hubiera pensado que desórdenes como los que están sucediendo en Chile, por ejemplo, pudieran ser objeto de contagio epidemiológico en otras latitudes? Lo que allá está ocurriendo preocupa a todos los que conocen algo de ese gran país que le dedica parte importante del gasto público a la educación.
Teníamos el conocimiento que es un país con recursos limitados que se distingue por la cultura de sus gentes en todos los aspectos de la vida. Allá, como en todas partes, existen diferencias de clase especialmente en lo que se refiere al acceso a los recursos, las cuales se han manifestado en el caos que actualmente se está viviendo con inusitados desórdenes. No vale la pena que nos distraigamos más en el análisis de nuestros vecinos pero sí en lo que nosotros nos puede suceder el próximo 21 de noviembre cuando, estamos advertidos se va a suceder un paro nacional, hecho para el cual siempre hay motivos que lo pueden satisfacer, pero no sus consecuencias.