El proceso electoral que condujo a dotar de las autoridades sobre las cuales el ciudadano tiene interés especial por la proximidad por la cual las sienten próximas, terminó bien parece que satisfactoriamente para todo el mundo. Claro que para quienes la mayoría de los votantes no coincidieron con sus deseos y con su propio voto podría haber llegado alguna situación de desasosiego, pero eso no sucedió porque todo ocurrió con la mayor y mejor serenidad de espíritu por la satisfacción de haber participado en lo que se llama un certamen del ejercicio de la democracia.
Todo el mundo votó en paz, por lo menos eso es de lo que estamos informados los ciudadanos del común. Sí parece que los resultados en buena parte del país invitan a pensar que los hechos políticos que se sucedieron permiten pensar que la gente está pensando en forma diferente a lo tradicional. Los resultados en varias capitales nacionales que incluyen a Bogotá, son elementos de juicio para pensar si el pensamiento mayoritario de los ciudadanos votantes ha cambiado. Si el analista se remite a lo sucedido en la capital y en Medellín permite pensar que el esquema tradicional del manejo u orientación de la ciudadanía ha cambiado.
Lo evidente es que se percibía una cierta displicencia con respecto a estas elecciones. Por lo menos en Bogotá la ciudadanía o algunos miembros de ella no tenían muchos deseos de participar y preferían quedarse en su casa antes de ir a cumplir con esta obligación cívica. Esta idea fue evolucionando hacia el cumplimiento de esta obligación cívica pero con su voto en blanco lo cual hubiera significado la insatisfacción con la calidad de los candidatos y la manera como se adelantó el debate de ideas y propuestas; es una opción que encontramos lógica y válida pues a la vez que se le rinde culto al sistema electoral no así a quienes hacen uso de él.
Algunos votantes optaron por esta opción. Sin embargo otra fue escoger de entre los cuatro candidatos que se presentaron al escrutinio de los votantes bogotanos, optar por la opción por el que consideraron el mejor candidato entre los aceptados para manejar esta difícil ciudad. Así sucedió, dentro de una aparente displicencia, hubo una votación digna de ser considerada como entre las más concurridas. Fue una estupenda manifestación de los bogotanos por el interés en la vida de su ciudad. Si el resultado de las elecciones no fue necesariamente aquel que cada ciudadano hubiera deseado, lo que si es cierto que fue incontrovertible y que el resultado no solamente no es objeto de discusión, sino que es aceptado con el reconocimiento de que constituyó un certamen cívico ejemplar.
Todos los votantes le desean a Claudia que se desempeñe bien en la Alcaldía por la cual luchó con tanta ardentía, el mayor de los éxitos que será también el de todos nosotros los bogotanos. Ha marcado unos hitos que antes no se habían experimentado; está siendo recibida con afecto y muchas esperanzas.